Las intensas lluvias también han ocasionado el colapso de varias viviendas en Tambogrande. (Foto: Ralph Zapata/ El Comercio)
Las intensas lluvias también han ocasionado el colapso de varias viviendas en Tambogrande. (Foto: Ralph Zapata/ El Comercio)

La cantidad y la magnitud de los recientes desastres relacionados a las condiciones climticas e hdricas que hemos vivido en estos das en el pas dejarn una huella imborrable en nuestra memoria. Se trata de un verdadero desastre nacional en varios niveles: econmico, social, institucional y posiblemente hasta poltico. A esto contribuyen las imgenes registradas por los medios, las redes sociales o las propias experiencias de quienes estuvimos presentes durante el desastre.

El despliegue de poder que la naturaleza ha mostrado evidencia lo poco que sabemos de sus dinmicas naturales. Sorprende que como sociedad sigamos percibiendo que esto ocurre sin avisar. Ser posible que esta vez, de una vez y por fin, podamos recoger lecciones y aplicarlas para redefinir el modelo de desarrollo territorial que hemos planteado?

Del miedo y el dolor causados por las prdidas de infraestructura, bienes y vidas, debemos pasar a la accin lo ms pronto posible. Los desastres no avisan ni tienen los mismos ritmos que la administracin pblica o los procesos sociales. Tampoco pueden esperar los damnificados, heridos, deudos, inversionistas, empresarios o quien haya sido afectado por un desastre.

Mientras que actuamos, casi a tientas, debemos de una vez reflexionar seriamente acerca del complejo proceso que forja un desastre buscando aprender lo ms posible y descubrir qu oportunidades tenemos por delante.

No es la primera vez que un desastre como este ocurre en tiempos recientes y tampoco ser la ltima. Pero por lo menos, deberamos estar seguros de poner en prctica medidas que reduzcan nuestra vulnerabilidad y las dimensiones de futuros desastres. En otros pases, desastres similares dieron origen a cambios radicales en normas tcnicas, procesos de planificacin, cambios en la formacin de carreras profesionales y muchas otras acciones que por alguna razn en el Per todava parecen un imposible.

La teora bsica de la materia nos dice claramente que un desastre es el resultado de la interaccin de uno o varios fenmenos naturales peligrosos, as como de los niveles de vulnerabilidad que tenemos. Es poco lo que podemos hacer para evitar un fenmeno natural peligroso. Sera inocente pretender evitar una lluvia torrencial, un terremoto o un tsunami. En cambio, algo que s depende completamente de nosotros es el factor de vulnerabilidad. Este componente humano es altamente complejo y en l intervienen muchas otras variables (localizacional, tcnica, econmica, cultural, educacional, poltica y hasta religiosa). La conjuncin de varias vulnerabilidades puede resultar en un incremento geomtrico en la magnitud de un desastre. Por ejemplo, si adems de que nuestra casa est ubicada a la orilla de un ro, no sabemos o no aceptamos que el rio tiene crecidas extraordinarias peridicamente, y a esto le sumamos que el municipio no tiene un plan de ordenamiento territorial, es poco probable que podamos evitar el desastre.

En pases con una mejor cultura de prevencin, como Japn o Chile, un terremoto pocas veces deja fallecidos o heridos. Y no se trata solo de infraestructuras construidas con estndares estrictos que superen largamente los de otros pases, sino que adems es importante contar con una poblacin informada que sabe reaccionar, que confa en sus estructuras, que tiene un sistema de alerta efectivo y uno de respuesta an mejor.

En el caso peruano, las pocas instituciones pblicas y privadas que estudian los desastres han hecho importantes esfuerzos en realizar estudios y producir informacin que las autoridades municipales y regionales parecen ignorar. Los mapas de vulnerabilidad estn en lnea, los mapas de peligros naturales tambin, lo mismo con los planes de evacuacin. Qu est fallando entonces?

Necesitamos urgentemente una mayor cultura de prevencin. Una cultura en la que la planificacin no sea reactiva, sino preventiva y propositiva. Una cultura que evite construir un puente o un edificio que dure hasta el prximo huaico o hasta el prximo terremoto. No nos podemos seguir permitiendo perder hijos o amigos. Tampoco empresas o bienes que se deterioran en las carreteras bloqueadas. Infraestructura que debe ser hecha nuevamente porque no se calcul un fenmeno extraordinario, a sabiendas de lo frecuentes que son en nuestro pas.

Cmo vamos reconstruir una zona afectada si no podemos rehabilitar un solo barrio de Lima? Pisco hoy muestra an las heridas del terremoto del 2007. Perdimos la oportunidad de hacer de esta una nueva ciudad, proponer un nuevo modelo de ciudad para el resto del pas, una en donde cualquiera quisiera vivir. En cambio, Pisco sigue mostrando sus heridas. Sus casas abandonadas con paredes a punto de caerse, sus barrios enteros sin vida econmica y sus terrenos vacos o con casas de madera prefabricadas nos recuerdan que preferimos la precariedad y las cosas hechas a medias.

Qu podemos hacer? Cmo saber si los protocolos y los planes funcionan? Pues ponindolos a prueba. Si los hospitales estn como estn un da normal, nos podemos imaginar lo que sucedera en caso de un desastre? Empecemos por atender los pequeos desastres. Podramos hacer no solo simulacros, sino que un pequeo sismo oque un pequeo huaico active todos los protocolos de accin. Actuar ante pequeos desastres permitira desarrollar capacidades en los sistemas de respuesta y recuperacin. Tambin nos recordara lo frgiles que somos y lo importante que es estar atentos a las seales que nos da la naturaleza, pero sobre todo nos permitira desarrollar confianza en que como sociedad somos capaces no solo de enfrentar un desastre, sino, adems, de prevenirlo.