Héctor Villalobos

Bonzos que se inmolan, piezas de ajedrez desechables, escuderos que ponen el pecho, de perfil bajo o vociferantes, civiles, policías o militares en retiro. Los hay para todos los gustos. La no los recuerda y ya no le interesa aprender sus nombres porque lo más probable es que los cambien pronto. Media docena de ministros del Interior se suceden cada 18 meses en el Perú. Esa ha sido la constante en los últimos dos gobiernos y probablemente lo siga siendo en los próximos.

Ilustración: Víctor Aguilar Rúa
Ilustración: Víctor Aguilar Rúa

“Asumo la responsabilidad”, dijo hace unos días el hoy exministro Walter Ortiz al ser consultado sobre la desactivación del equipo policial que prestaba apoyo al Eficcop. A las pocas horas, su breve y olvidable paso por el Mininter llegó a su fin. Unos cuantos días de circulina y escolta oficial no son una buena apuesta cuando lo que se obtiene a cambio son varios meses de investigación fiscal.

Hoy tenemos al sexto ministro del Interior en el gobierno de , al número 13 en lo que va de la gestión de Perú Libre y al 27 en los últimos diez años. La inestabilidad se ha convertido en parte de la cotidianidad en el edificio de Canaval y Moreyra.

Mientras Dina Boluarte está a solo un paso de igualar el número de ministros que tuvo Pedro Castillo en ese sector (otra de las tantas similitudes con su antecesor), la criminalidad convierte nuestras calles en su feudo. El avance de marcas, extorsionadores, asaltantes, secuestradores y estafadores continúa imparable, aprovechando la ausencia de planes y medidas eficientes para enfrentarlos. Prófugos de la justicia como Vladimir Cerrón o Juan Silva disfrutan de los beneficios de la impunidad gracias a los nulos esfuerzos por capturarlos.

El Ministerio del Interior se asfixia. La inestabilidad lo tiene cogoteado. El desfile permanente de ocupantes transitorios parece no tener fin. La delincuencia celebra mientras los ciudadanos que la sufren respiran miedo.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Héctor Villalobos es editor de Política