"Dicho esto, si vamos a evitar elegir a quienes quieran llevarnos a Venezuela, hagamos lo mismo con quien quiere marchar hacia Polonia".
"Dicho esto, si vamos a evitar elegir a quienes quieran llevarnos a Venezuela, hagamos lo mismo con quien quiere marchar hacia Polonia".
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > JESSICA VICENTE
Gonzalo Ramírez de la Torre

A finales de 1999, la historiadora Anne Applebaum y su esposo (un político polaco) invitaron a un grupo de amigos a una fiesta para recibir el nuevo milenio en . Aunque los invitados fueron diversos, según cuenta en su libro “El crepúsculo de la democracia: el atractivo seductor del autoritarismo”, a todos se les podía describir como liberales o centroderechistas. Los unía la crítica a la extinta y la defensa del sistema democrático, la libertad de prensa y el libre comercio.

En el 2015, cuando el partido de extrema derecha Ley y Justicia se hizo del poder en el país en cuestión, Applebaum notó cómo muchos de los que asistieron a su celebración pasaron a suscribir el discurso del Gobierno, marcado por la animadversión a la prensa independiente y por la identificación de supuestos “enemigos” del país (como los inmigrantes, los judíos y la comunidad ). Una narrativa tóxica a la que se le suman los intentos del régimen por interferir en la independencia del Poder Judicial y su ataque sistemático a los opositores políticos desde la televisión estatal.

Algo parecido ha pasado con la candidatura de . Personas que antaño consideraba liberales (o por lo menos afines al sentido común democrático), hoy se muestran ansiosas por justificar las acciones y declaraciones del postulante de Renovación Popular, so pretexto de que él es el único que podrá ponerles freno a las opciones estatistas en carrera (como Yonhy Lescano y ). Pero basta una mirada a cómo se han desenvuelto gobiernos con peroratas y estilos similares a los del señor López Aliaga para demostrar que el remedio imaginado puede ser tan malo como la enfermedad. Lo que ocurre en Polonia es especialmente paradigmático.

“LGTB no es gente, es una ideología” y es “peor que el comunismo”, fue una de las frases que el presidente de Polonia utilizó el año pasado mientras buscaba la reelección (aunque renunció simbólicamente al partido, sigue recibiendo su apoyo). Apenas una de las muestras de la campaña de su administración por identificar “enemigos” que “amenazan” las fibras tradicionales de Polonia con supuestos fines malvados. La frase es muy similar a lo que dicen López Aliaga y su cohorte sobre el enfoque de género: “Es una ideología que destroza a las familias, la vida y la inocencia de los niños”. Un engranaje, según dicen, de la “agenda caviar”, digitada por fuerzas extranjeras para desestabilizar el Perú. ¿Existen pruebas de lo uno o de lo otro? No, y no son necesarias. Estas teorías conspirativas solo buscan sacar provecho del miedo y ofrecer coartadas a los prejuicios de los potenciales votantes y buscan colocar a quien las difunde como el único capaz de enfrentar a los adversarios.

Otro patrón está en la actitud hacia la prensa. López Aliaga ha hecho de atacar a los medios y periodistas que publican información incómoda para su candidatura una costumbre, disparando el adjetivo “mermelero” a discreción y, también, abriendo procesos penales contra sus críticos. Asimismo, parece cómodo con las imprecisiones que pronuncia (en especial sobre la pandemia) y con condicionar su aparición en los debates a tener moderadores a su medida. En Polonia, los medios estatales son difusores de mentiras y propaganda gubernamental y, según el Índice de Libertad de Prensa de , dicho país pasó del puesto 18 (de 180) en el 2015, al puesto 62 en el 2020. Buscar la prisión de los periodistas también se ha convertido en una práctica común.

No sugiero que estas coincidencias sean adrede. Pero sí dan cuenta de un manual autoritario y populista que Renovación Popular parece tener internalizado. Y la verdad es que le viene funcionando. Sus simpatizantes, además de estar convencidos, difunden sus postulados y defienden a rabiar sus acciones, ya sea que estas incluyan posar junto a quienes buscan liberar a o sembrar falsedades sobre las vacunas y la lucha contra el

Dicho esto, si vamos a evitar elegir a quienes quieran llevarnos a Venezuela, hagamos lo mismo con quien quiere marchar hacia Polonia.