(Foto: Alonso Chero/Archivo)
(Foto: Alonso Chero/Archivo)
Editorial El Comercio

La reacción frente al frustrado intento de retirar, entre la oscuridad y los vapores de la noche del 31 de diciembre, a los fiscales y del ha sido prácticamente unánime, y comprende a algunos actores políticos cuya incorporación a la crítica del manejo del ha llamado la atención.

Nos referimos concretamente a los congresistas del y , así como a la líder de ese partido, , cuyas voces se escuchan ahora confundidas en el coro que demanda acciones drásticas en la fiscalía y, sobre todo, con respecto a su cuestionado titular, .

Hace dos días, por ejemplo, el legislador Jorge del Castillo sentenciaba ante la prensa: “Una forma de defender la constitucionalidad es que el señor Chávarry dé un paso al costado y se reestructure la Junta de Fiscales”, mientras que la ex candidata presidencial del ‘tuiteaba’ desde su encierro: “Invoco a Fuerza Popular a apoyar y priorizar la declaratoria de emergencia en el Ministerio Público de forma inmediata”.

La circunstancia de que esas organizaciones políticas se hayan sumado en estos días a un reclamo que hace rato venía promoviéndose desde tantos otros sectores es, desde luego, bienvenida… Pero genera inevitablemente cierto escepticismo, pues es de conocimiento público que, hasta hace muy poco, sus posiciones en torno a estas materias eran distintas.

Recordemos. En agosto del año pasado, ante las primeras noticias sobre la falta de idoneidad de Chávarry para encabezar la institución llamada a liderar la lucha contra la corrupción, el mismo Jorge del Castillo aseveraba: “No [lo] estamos blindando. No pedir una renuncia no es blindar. Somos poderes del Estado distintos. ¿Mañana también los fiscales pueden pedir la renuncia de los congresistas?”. Ahora, sin embargo, no parece antojársele tan descabellado que los congresistas pidan la renuncia de los fiscales.

Y hace solo tres días, antes de que Chávarry retrocediese en su decisión de remover a Vela y Pérez, decía también que el presidente Vizcarra tenía que ser muy cuidadoso en su actitud ante el Ministerio Público “porque es un organismo autónomo […] que tiene un titular que es Pedro Chávarry, nos guste o no”.

En lo que concierne a Fuerza Popular, de otro lado, los ejemplos de indulgencia hacia el fiscal de la Nación son casi tan numerosos como sus congresistas, y van desde la famosa instrucción de Keiko Fujimori a Daniel Salaverry en el chat La Botica para que la bancada se condujese con ‘prudencia’ frente a los cargos que pesaban sobre él (según ella, “una persona correcta” sometida a “un cargamontón caviar”) hasta las expresiones del propio Salaverry cuando se lo consultó sobre los vínculos de aquel con Los Cuellos Blancos del Puerto. “Me parece que eso no amerita que un fiscal de la Nación […] tenga que dar un paso al costado. No he visto participando al fiscal Chávarry en ningún acto irregular”, dijo el actual presidente del Legislativo cuando recién había sido encumbrado en ese cargo por los votos de sus compañeros de bancada.

Antes de la ya mencionada contramarcha de Chávarry, por último, el nuevo vocero de la bancada naranja, Carlos Tubino, fue también ambiguo en su juicio sobre la remoción de Vela y Pérez. “Nosotros no nos pronunciamos en un sentido u otro; es el respeto a la institucionalidad”, recitó.

Como se ve, entonces, daría la impresión de que ha sido el clamor generalizado de la gente en las calles y de la opinión ciudadana en cuanta tribuna ha tenido disponible lo que ha provocado la muda de la posición de estas dos colectividades políticas en torno al titular del Ministerio Público y la necesidad de que se operen cambios en esa institución.

Cabría reclamarles, en ese sentido, gestos que hagan verosímil la referida mudanza, como el de apoyar la agilización del trámite a las acusaciones constitucionales que el señor Chávarry tiene pendientes hace tantos meses en el Parlamento. De lo contrario, sería legítimo asumir que el cambio por el que están atravesando es solo de piel.