(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Hace 100 años

Más de una vez hemos tratado el problema de la mendicidad en nuestra capital. Lima es, hoy por hoy, la ciudad de los limosneros. Las calles centrales son campo abierto a las tácticas más audaces de los profesionales de la limosna. La Beneficencia Pública debe fundar un hospicio de mendigos que le permita extender su protección a los desdichados más dignos de lástima haciendo llevadera su existencia y dulcificando las amarguras de sus últimos días. Así se evitará un espectáculo bochornoso suprimiéndose también un factor de propagación de enfermedades infecto-contagiosas.

H.L.M.