No solo Héctor Becerril, vocero alterno de Fuerza Popular, ha expresado su duda de que la bancada acepte la renuncia de PPK. Alberto Quintanilla, portavoz de Nuevo Perú, se ha expresado en el mismo sentido. (Foto: Congreso)
No solo Héctor Becerril, vocero alterno de Fuerza Popular, ha expresado su duda de que la bancada acepte la renuncia de PPK. Alberto Quintanilla, portavoz de Nuevo Perú, se ha expresado en el mismo sentido. (Foto: Congreso)
Andrés Calderón

“Ayer presenté el P.L. de mi autoría que busca regular el precio de los medicamentos, ¡basta ya de lucrar indebidamente con la salud del pueblo!”.

–Pero, Héctor, ¿“regular el precio”?, ¿“lucrar indebidamente”? En una economía social de mercado, el lucro no es indebido. Es lo que impulsa a las empresas a competir, la competencia baja los precios, y ello favorece a los consumidores. Además, no tiene sentido regular precios salvo en casos muy excepcionales en que las condiciones naturales de mercado impidan la competencia. Este proyecto parece escrito por alguien que no cree en la Constitución de 1993, un congresista del Frente Amplio o de Nuevo Perú, tal vez.  

–“Ellos están en contra de la parte económica y siempre han estado en contra. Están en contra de las inversiones, están en contra de que el país se desarrolle. Yo creo que ellos quieren un modelo chavista”.

–Pero, Héctor, precisamente la Venezuela chavista es el vivo ejemplo del efecto perjudicial que tiene la regulación de precios. Los precios de los medicamentos están controlados, pero la escasez es generalizada. La gente muere antes de acceder a ellos. Todos los índices de salud han empeorado. Leí que una encuesta reciente mostraba que el 79% de establecimientos de salud no tenía agua potable, y el 14% de las unidades de cuidados intensivos había cerrado porque no podían continuar operando, y las que quedaban abiertas tenían fallas intermitentes por la falta de suministros. ¿No te estarás yendo a la izquierda? ¿No te estarás “caviarizando”? 

–“Una vez más los caviares, los No a Keiko, los indignados, los pseudoizquierdistas, los medios mermeleros juegan en contra del país”.

–¿Ah? Hablando de medios, Héctor, otro de tus proyectos de ley parece provenir de un legislador izquierdista. Ese que crea un fondo nacional del seguro social del canillita, y que para financiarlo se cobra una especie de impuesto a las editoras de diarios, semanarios, revistas. Incluso, es muy parecido a uno presentado por tu colega Yonhy Lescano.

–“Esos intentos de congresistas como Yonhy Lescano no van a pasar”. “Es la incapacidad mental de un congresista como Yohny Lescano que no sabe discernir las cosas”.

–Vamos, Héctor, no hay necesidad de ser agresivos. Pero te invito a discernir entre el proyecto de ley 124/2016 de Lescano y el 1011/2016 de tu autoría. Buscan lo mismo. Una ley que crea un impuesto disfrazado contra los medios de prensa. Parece que lo hubiera redactado Hugo Chávez o Nicolás Maduro. Yo creo que una norma así sería objetada por la CIDH y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

–“CIDH, nido de caviares sanguijuelas, dejará de ser financiada por Estados Unidos por no respetar soberanía jurídica y constitucional de países miembros”.

–¿Nuevamente con los insultos, Héctor? Pero acogerse voluntariamente al sistema interamericano de derechos humanos supone, en realidad, una manifestación de la soberanía de sus países miembros. Y de hecho, nuestra propia Constitución lo reconoce. Además, podemos cuestionar algunos pronunciamientos de la CIDH y de la Corte IDH, pero estos órganos han actuado en casos de atropellos tanto de gobiernos de derecha como de izquierda. ¿Recuerdas el caso de Radio Caracas Televisión contra el gobierno de Hugo Chávez o el caso de “El Universo” contra el gobierno de Rafael Correa?

–Creo, estimado Héctor, que es hora de repasar algunos conceptos.

*Disclaimer obvio: Los entrecomillados son citas textuales tomadas de declaraciones públicas del congresista Héctor Becerril y de su cuenta de Twitter. No forman parte de una misma conversación y han sido ordenadas, fuera de contexto, para recrear un diálogo irreal… pero quizá no imposible.