El último año, por David Rivera
El último año, por David Rivera
David Rivera

Es poco probable que el último mensaje presidencial contenga medidas que logren remontar los puntos flacos de una administración. Por eso, nos enfocaremos en aquellas reformas que, a nuestro entender, deben ser continuadas por la siguiente gestión y, por lo tanto, en las que el gobierno debería poner un especial énfasis en su ejecución y posicionamiento político en este último tramo. ¿Qué rescatar? 

Habría que comenzar recordando la reforma de los programas sociales, pues pese a que todo indica que no habrá marcha atrás, la tentación política es siempre un riesgo. Otro tema de consenso es la reforma educativa, iniciada en la anterior gestión con la Ley de Carrera Magisterial y profundizada y ampliada en estos cuatro años.

El consenso es tal que más de un aspirante a la presidencia quiere que el ministro Saavedra se quede en el cargo. Alguno, incluso, lo baraja como ministro de Economía. Como dijo en su momento León Trah-temberg, la educación cambiará cuando el ministro de Economía sea el de Educación. ¿Sigue siendo válida esta afirmación? Aún. Y es que si bien la tecnocracia sectorial ha servido de contrapeso al MEF, el conservadurismo reinante en este “poder del Estado” ha impedido que algunas reformas, como la educativa o la de diversificación productiva, sean más “atrevidas”.

Este último es precisamente otro tema vital. Si bien se sigue creyendo que alguna medida mágica puede reactivar la economía, lo cierto es que con la minería padeciendo la caída de precios, es poco lo que se puede hacer. Como decía PPK en el 2001, el principal seductor de la inversión privada es el propio crecimiento. Cuando este depende de factores externos, solo queda enfocarse en el crecimiento potencial.

Hay que recalcar en este campo el fortalecimiento institucional y los mayores recursos para la innovación, ciencia y tecnología, área indispensable para tener la posibilidad de escapar de la trampa de los países de ingresos medios. Es uno de esos temas que corre el riesgo de que algún presidente chato de perspectiva no le dé la importancia que debe. Mejor tener un ojo ahí. 

Finalmente está la reforma base de cualquier reforma pública, la del servicio civil, que arrancó con García y ha continuado. El trabajo que se ha venido realizando en este campo es destacable. Hay un importante avance en las entidades nacionales, mayor interés de los gobiernos regionales, inversión en capacitación liderada por la Escuela Nacional de Administración Pública y un modelo validado de selección de personal. Vital.

Si el próximo gobierno mantiene los ejes de estos cuatro procesos e impulsa la reforma política, la de seguridad ciudadana y actividades ilícitas, la de salud (alineada con educación y programas sociales), así como una que aborde la informalidad desde una lógica de generación de oportunidades descentralizadas, podremos aspirar a llegar al bicentenario sin haber dejado pasar, nuevamente, otro ‘boom’ de materias primas. Eso siempre que China tenga la capacidad de gestionar sus menores tasas de crecimiento. (Era cierto que había que prenderle velitas).

LEE TAMBIÉN...