Tor Sigurd Bransdal es un hombre de 46 años, proveniente de Noruega, que tiene desde hace 20 años un taller de autos en el pueblo de Vågsbyg, al sur del país. Desde hace un tiempo, su negocio ha sido asaltado en varias ocasiones. En una de esas veces le robaron un andamio valorizado en poco más de 5.000 euros. Tor denunció este acto a la policía, sin embargo, su caso dio un giro inesperado al verse perjudicado con una multa de 75.000 coronas (casi 8.000 euros) por publicar fotos de los supuestos ladrones en su cuenta de Facebook.
Según informa al periódico local Fædrelandsvennen, el dueño del taller, ante la inactividad de la policía por resolver su caso, instaló cámaras en su taller para identificar a los ladrones y, en lugar de ir a la policía con las imágenes, publicó las fotos en Facebook en busca de colaboración ciudadana.
Este acto tuvo una inesperada consecuencia. Lo que parecía una reacción en busca de justicia, se convirtió en un acto punible en derechos de honor y privacidad.
La Autoridad Noruega de Protección de Datos, detectó que este acto es digno de sanción: imputar un supuesto delito que todavía no ha sido condenado por un juez y hacer publicidad en las redes sociales. Así no se hayan identificado a los ladrones, la ley considera que se está dañando la imagen de quienes aparecen en esas imágenes. La autoridad actuó de oficio, y Bransdal deberá pagar la multa al Estado.
Esta resolución ha generado indignación en Noruega, donde consideran al dueño del taller como una víctima, tanto por el robo y la indolencia de las autoridades por la multa.
“No me arrepiento de lo que he hecho. Sabía que estaba al borde de la ley y que sin duda recibiría una multa de unos pocos miles de coronas, pero no podía imaginar que llegara a ser lo que ha sido”, dijo Bransdal a Verne.
“Estoy feliz, en mi nombre y en el de todos los demás en este país, de que el caso haya llegado al primer nivel de la atención pública. Espero que sirva para que las cosas cambien, de modo que cualquiera en esa situación vaya a la policía con las fotos y que se hagan cargo de la investigación como realmente debe ser”, confiesa Bransdal.
El director de la Agencia de Protección de Datos, Bjørn Erik Thon, declaró a medios noruegos que reconocía comprender la reacción del ciudadano. “Si hay un mal, debe ser la policía y los tribunales quienes investiguen y juzguen el castigo”, sustentó Thon.
Hasta el momento no se conoce nada de los ladrones y existe un debate entre los que defienden la libertad de expresión y los que ven este caso como vulneración del derecho de honor y reputación.