Años atrás, cuando Nicolás Fuchs comenzaba en el automovilismo y había entablado amistad con la familia Takano logró ‘su primer auspicio’: una lata de aceite Castrol que Walter, hijo del siempre recordado y querido Emilio, administraba por encargo de la marca de lubricantes en cada competencia automovilística. “Más era lo que gastaba en ir desde mi casa hasta el taller de los Takano en Breña, pero era la satisfacción de correr por un auspicio. Por eso mi eterno agradecimiento al ‘tío’ Emilio y su hijo Walter por el apoyo que me dieron”, contó Nicolás Fuchs en la columna Desde Adentro que publicó en la edición 549 de Ruedas Tuercas. Actualmente Nicolás Fuchs cuenta con el apoyo de importantes firmas, sin embargo, este detalle de la familia Takano siempre lo tiene presente.