Cinco hoteles del Perú que destacan por su vista privilegiada a bellos parajes naturales de la selva y sierra

Los esposos Julio César Suaña y Juliana Ramos construyeron el sueño que tenían en común con sus propias manos: una isla flotante que en medio del lago Titicaca albergara a visitantes. Luego levantaron sobre la plataforma cuatro suites panorámicas a la manera de cabañas. Superado el parón de la pandemia, el Titicaca Lodge Perú viene funcionando desde octubre del 2020 a unos 30 minutos del cercado de Puno. El hospedaje tiene un restaurante y ofrece a quien hasta allí llegue la chance de realizar paseos en balsas de totora, kayaks y paddles o visitar la comunidad de las islas flotantes de los Uros. Una alternativa más que óptima por considerar.

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Lo impresionante que es despertar, abrir las cortinas de la habitación y mirar de frente y en todo su esplendor la mágica caída del Gocta, la quinta catarata más alta del mundo. Esto es posible desde algunas de las seis cabañas del Gocta Natura Reserve, un espacio enclavado en el distrito de Valera, provincia de Bongará, en Amazonas. El mismo que desde el 2015 recibe a visitantes ofreciendo además originales experiencias desde el compromiso con el cuidado del medioambiente. “El hospedaje lo abrimos mi esposo y yo en el 2014. En este ofrecemos la posibilidad de abrazar la riqueza natural e histórica de la zona a través de una introducción a la nación Chachapoyas”, cuenta Rocío. También se arman grupos para ir a la catarata y degustar lo mejor de la gastronomía local. Un destino espectacular.

Eduardo Rojas y Rocío de la Quintana comenzaron a alquilar la casita que tenían a cinco minutos de Oxapampa debido la pandemia. Los limeños poseían un terreno que miraba de frente al hermoso Parque Nacional Yanachaga-Chemillén. “Nos fue bien por lo que construimos dos cabañas más y habilitamos un espacio para hacer ‘glamping’”, detalla Eduardo. Las casitas del refugio El Bosque están habilitadas para grupos entre cuatro y ocho personas. Desde el ‘lodge’, que además es ‘pet friendly’, se pueden hacer ‘trekkings’ al parque nacional, bañarse en el río y practicar la observación de aves. También excursiones ‘full day’ a Villa Rica y Pozuzo. Allí mismo, por otra parte, se imparten clases de yoga y se puede disfrutar de cervezas artesanales y la buena comida de origen austro-alemán. Imperdible.

La Cordillera Blanca del Perú es realmente majestuosa. De ahí que pasar días de descanso muy cerca de sus nevados se vuelva una experiencia inigualable. A eso se puede aspirar quedándose en el hotel boutique Cuesta Serena, fundado en el 2013 por Mariana González en la casa de campo que fuera de propiedad de su padre. Actualmente el espacio cuenta con siete habitaciones desde las cuales se pueden apreciar el Huascarán, así como otros maravillosos picos. Este se encuentra rodeado de huertos y jardines, una piscina envidiable y salas de meditación, yoga y masajes. Asimismo, se ofrecen caminatas por los alrededores, una carta de platos tan sabrosa como saludable -donde reinan los insumos locales- y excursiones a las emblemáticas lagunas ancashinas de Llanganuco, Wilcacocha y 69, aunque también al bosque María Josefa, el mirador de Portachuelo, el Cañón del Pato, Chacas y Chavín de Huántar. Paz, naturaleza y color. Qué más.

Imagine tomar desayuno o almorzar flanqueado por el Huayna Picchu. Pocos hoteles, hay que decirlo, tienen una posición tan privilegiada como para estar a muy poca distancia de una de las siete maravillas naturales del mundo. El Belmond Sanctuary Lodge, de hecho, es el único instalado junto a la mística ciudadela de Machu Picchu, por lo que el recinto se vuelve ideal parar descansar una vez terminadas las jornadas recorriendo las ruinas. Entre las actividades que allí pueden realizarse, además, se cuentan sesiones de yoga, lecturas de hojas de cocoa, degustación de pisco, bodas tradicionales o ceremonias chamánicas. Un sitio sin parangón para sentir la magia de esta antigua ciudadela inca. //