Lisa Fiekowsky se define como una “bohemia pasada de moda”. Esta mujer de sesenta y algo vive en Nueva York, y aunque tiene un buen pasar, desde hace una década se dedica a recolectar cosas que han botado sus vecinos y que ella considera que aún tienen valor.
Juguetes, un paraguas, un viejo microondas y una alfombra son algunos de los artículos que ha salvado de ir a parar a un vertedero, y que ha preferido guardar en una de sus tantas propiedades inhabitadas.
Al verla con su carrito y sus bolsas, hurgando en la basura de Brooklyn, es difícil sospechar que tras su simple apariencia hay una mujer que acumula una fortuna de más de 8 millones de dólares en bienes raíces. A modo de ejemplo, solo uno de sus inmuebles está valorado en U$1 millón.
Hija de dos reconocidos economistas de Washington –su padre fue jefe de economía de la Oficina de Análisis Fiscal del Departamento del Tesoro en EE.UU.- Fiekowsky siguió los pasos de sus progenitores a su manera, con un MBA en la Universidad de Chicago, y trabajando como analista de marketing para AT&T. En su currículum se agrega también su labor como corredora de bolsa en la década de los 80.
Pero hoy, con todo lo ganado y sumado a los U$180 mil que gana su esposo al año, ella prefiere recolectar basura, sobre todo latas, actividad que le da entre 20 y 30 dólares por varias horas de trabajo. Según dice, así se mantiene activa.
Su viejo auto del 93
Para llevar a cabo lo que define como un “mal hobby”, Fiekowsky se moviliza en un viejo auto del 93, lleno de graffitis, que llena con las cosas que va encontrando en la basura. Pero a sus vecinos del exclusivo barrio de Prospect Heights, no les gusta ver el vehículo por la zona. De hecho, se quejaron ante la policía cuando dejó el auto estacionado por varios días en la calle, cuando se ausentó de la ciudad por un matrimonio. Y pese a que estaba correctamente aparcado, el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), lo remolcó el pasado 10 de julio. “La gente estaba tan molesta porque este terrible auto estaba en el vecindario”, comentó la mujer. “Te muestra cuán intolerante es esta área”. Asimismo, Fiekowsky reflexionó: “Para mí, lo triste es que Nueva York solía aceptar que las personas fueran excéntricas, pero ahora es como '¡Dios nos libre!'”.Fuente: Emol, GDA