La historia de Martín Chambi y la fotografía comienza cuando vio por primera vez una cámara fotográfica en una mina en las alturas de Carabaya, donde trabajaba su padre.Su interés por aprender fotografía hizo que dejara su natal Puno para trabajar en el estudio del famoso fotógrafo Max T. Vargas, en Arequipa. Una vez aprendidas las técnicas de revelado y ampliación, las bases de la composición fotográfica y el manejo de un estudio, Chambi establecería su imperio fotográfico en el Cusco.En el ombligo del mundoLa sociedad cusqueña de la década del 20 estaba en pleno resurgimiento económico y cultural. Sus pobladores defendían su pasado precolombino. En ese ambiente Martín Chambi y su arte destacaban como una expresión genuina de interés por las costumbres del hombre de la sierra.En su estudio posaron los intelectuales y las familias más importantes e influyentes del Cusco. Novias con inmaculados vestidos, escritores con saco y camisa, señoritas con los rostros blancos, niños juguetones y deportistas con los cabellos engominados desnudaban su alma ante el lente de su pesada cámara.
Sin embargo, sus mejores retratos serían los realizados a personajes de a pie como: músicos populares, hombres, mujeres, ancianos y niños trabajando en el campo, en la procesión del Señor de los Temblores, compartiendo momentos familiares en los patios de sus casas e incluso velando a sus muertos.Andrés Garay Albújar en su libro 'Martín Chambi, por sí mismo' sostiene que “por esta clase de fotografías Chambi ha sido considerado como un fotógrafo antropológico y artístico.”Un paseo por los AndesVestido con sombrero, poncho y botas altas, Martín Chambi recorrió acompañado por una mula, que cargaba su pesado equipo fotográfico, la serranía del sur peruano. Sus fotografías de paisajes registran la grandeza de nuestro territorio. Tal es el caso de la imagen tomada del Río Vilcanota (1930), que emerge de una interminable cadena de cerros vestidos con una densa vegetación. Un juego de luces y sombras resaltan la majestuosidad del lugar.En sus largos peregrinajes, Chambi registró los monumentos arqueológicos del Cusco. Tal es el caso de la ciudadela de Machu Picchu que inmortalizó en su estado natural con vegetación en sus muros.
Además fue el primero en fotografiar la arquitectura colonial del Cusco. Las imágenes de la Plaza de Armas, los balcones y las iglesias forman parte de la historia visual de los cusqueños.'El poeta de la luz' se ganó este apelativo por componer sus fotografías como si fueran pinturas. Él esperaba con paciencia el momento perfecto en que la luz revelara detalles y contrastes de las personas y paisajes. Su estudio tenía un gran ventanal que proveía de luz natural, la cual era difuminada con unas cortinas.Su legado trasciende el ámbito artístico para convertirse en documento histórico y costumbrista de un pueblo emergente que en la primera mitad del siglo XX empezó a valorar su pasado incaico.