Después de mucho tiempo, los peruanos tenían la suerte de apreciar un eclipse solar total, fenómeno que convierte el día en noche por espacio de algunos minutos. Arequipa y Tacna fueron las localidades privilegiadas para presenciar el eclipse. Los hoteles en ambas ciudades agotaron sus reservas con meses de anticipación. Los vendedores ambulantes ofrecían polos con dibujos alusivos al eclipse solar; así como, visores para proteger los ojos.A medida que se acercaba el 3 de noviembre, miles de astrónomos, aficionados, periodistas, turistas y pobladores llegaron en caravanas a Miculla, la localidad tacneña donde se podría ver el fenómeno celeste en su totalidad. Con carpas, frazadas, telescopios y computadoras, científicos y curiosos esperaron el día señalado. El espectáculo comenzó a las seis de la mañana. Muchas personas provistos con visores artesanales hechos con cajas miraban al cielo impacientes. Poco a poco la luna ocultó al astro rey oscureciéndo la tierra por 2 minutos y 57 segundos en esa parte del país.Entre aplausos y lágrimas, los emocionados observadores miraron el espectacular encuentro del sol y la luna. Gracias a los telescopios y otros equipos, los astrónomos también lograron ver a Mercurio y Venus.
Como siempre Lima y su techo de nubes impidieron que se pudiera contemplar este fenómeno. Igual suerte corrieron los pobladores de Ayacucho, Huancayo, Trujillo y Pucallpa. Gracias a la cobertura de los canales de televisión, todos los peruanos pudieron seguir las diferentes etapas del eclipse solar.Las recomendaciones para proteger los ojos fueron seguidas por la mayoría, aunque en Arequipa se informó de 26 casos de retinopatía.Los vuelos en el aeropuerto Jorge Chávez se realizaron con normalidad. Un piloto pidió permiso para despegar de norte a sur para que sus pasajeros pudieran observar el fenómeno que en esos momentos estaba en su plenitud. Hubo pasajeros que lo contemplaron desde el aire mientras volaban a unos 33 mil pies de altura.En la fase del eclipse total, por unos 20 segundos, los equipos de fotógrafos y camarógrafos prácticamente se paralizaron. La cámara computarizada que llevó nuestro reportero gráfico Lino Chipana se desprogramó unos momentos. Fue un problema electromagnético que hizo que los aparatos se bloquearan. Los físicos dijeron que estudiarían esta rareza.