Junto con Greta Garbo e Ingrid Bergman, la rubia Anita Ekberg, de devastadora belleza, completa la trilogía de divas que la gélida Suecia entregó al cine mundial. Sin embargo, Ekberg, nacida el 29 de setiembre de 1931, no transmitía frialdad. Todo lo contrario.
No cabe duda que fue Federico Fellini quien puso en la mira de todos a la voluptuosa actriz de 1.70 de estatura, al integrarla en una de las producciones más recordadas de su exitosa filmografía: La Dolce Vita, estrenada en Roma el año 1960.
El filme, que llegó a recaudar unos 20 millones de dólares, es atrevido y audazmente desbocado, y marcó un punto de quiebre en el estilo de contar historias. Sobre todo, tomando como referencia al mismo cine italiano de la década precedente de los cincuenta.
Kerstin Anita Marianne Ekberg, quien nació en Malmo hace 90 años, se inició como modelo de pasarela, lo que le permitió exponer su retador encanto (100-56-91) ante las luces y las cámaras. Después probó suerte en los concursos de belleza.
Se coronó como Miss Suecia antes de cumplir veinte años. Viajó a Estados Unidos en representación de su país y allí fue descubierta por Howard Hughes, quien parece que quedó subyugado por sus atributos físicos más que por sus dotes artísticos.
Aparición en Playboy
Sin duda que la publicación de Hugh Hefner siempre fue una vitrina para muchas aspirantes a divas, aunque no a todas les funcionó como estrategia. Pero bastó que las páginas de la famosa revista mostraran la gélida belleza de Anita para que su fama se elevara hasta la estratósfera.
Aunque su filmografía se inicia con un filme de comedia, junto a Abbott y Costello, luego su carrera toma vuelo con participaciones en “Guerra y paz” (1955), “Interpol” (1957) y Paris Holiday (1958).
La dolce vita
Este provocador filme de Fellini ponía en primer plano la vida desenfrenada de sus personajes, rodeados de una sociedad decadente y frívola, mostrando el lado más oscuro y superficial del ser humano, lo que provocó, incluso, que fuera tachado como inmoral.
En ese marco Sylvia (Anita Ekberg), quien comparte roles con Marcello Mastroiani, es la diva adulada y acosada por los paparazzo (fotógrafos), y que se adueña de la escena más recordada del filme con su mítico baño en la Fontana di Trevi.
Ekberg se casó dos veces; en 1956 con el actor británico Anthony Steel, de quien se divorció a los tres años. Su siguiente compromiso fue con Rik Van Nutter, en 1963. Esta relación también fracasó. Ekberg, quien nunca tuvo hijos, se estableció en Italia en los sesenta.
Después del segundo divorcio, en 1975 tuvo una relación con Giovanni Agnelli. En los noventa su carrera tiene un razonable declive y fallece a los 83 años en Roma, el 2015.