Por Giovanna Dioses
Una nueva forma de concebir el interiorismo trajo consigo la aparición del Happy Chic, una propuesta creada por el diseñador y ceramista estadounidense Jonathan Adler, centrada en el uso de los colores intensos para lograr ambientes llamativos que alegran la vida. También integra una dosis de elementos de lujo para conseguir un balance entre la elegancia y la diversión. Para Adler, las piezas decorativas tienen una gran importancia en interiores, ya que los habitantes son felices al observarlas.
“Adler armoniza el estilo personal e incluye piezas significativas que aportan individualidad. En el Happy Chic, se evitan las reglas previsibles en la decoración“, señala la arquitecta Ariana Caro.
La propuesta alienta a superponer capas de colores y patrones vibrantes, como el chevron, el damero y las rayas, que se implementan en cualquier elemento: tapicería, cojines, papeles decorativos, alfombras, pantallas de lámparas, etc.
EXPLOSIÓN DE COLOR
“Un rasgo distintivo del Happy Chic es el predominio del color naranja, turquesa, fucsia, verde, azul y amarillo en el mobiliario y los accesorios, dejando de lado lo monótono para ingresar a un espacio divertido”, explica Lucía Risco, docente de la carrera de Diseño Profesional de Interiores de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
La premisa es elegir los colores enteros para los muebles más grandes y traer el aporte gráfico a los cojines, las alfombras y las piezas menos jerárquicas. En las paredes y los pisos priman los tonos claros, neutros o pasteles.
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