Bélgica derrotó hoy por 1-0 a Rusia con un tanto de Divock Origi en el minuto 88 y se clasificó a los octavos de final del Mundial de fútbol de Brasil.
El partido, celebrado en el templado mediodía del estadio Maracaná en Río de Janeiro, fue muy parejo, pero se decidió al final con un contragolpe conducido por Eden Hazard y culminado por un Origi que ingresó en el segundo tiempo.
Bélgica, que ganó en el debut por 2-1 a Argelia, avanza ya a octavos con seis puntos, mientras que Rusia suma sólo uno, pero aún tiene posibilidades en la última jornada ante Argelia.
Dries Mertens, autor del tanto del triunfo ante Argelia, se ganó un puesto de titular en el once belga, que presentó en total tres novedades, incluido Marouane Fellaini, que hizo el primer gol en la jornada de debut.
Mertens, veloz, incisivo, eléctrico, fue la principal vía de peligro de los “diablos rojos” en la primera mitad. A los cuatro minutos tuvo la primera ocasión, pero fue Rusia, por medio de Victor Fayzulin, el que lanzó en el minuto 11 por primera vez entre los tres palos, lo que obligó a actuar a Thibaut Courtois.
Kevin de Bruyne encontró de nuevo a Mertens, extremo diestro del Napoli, pero su centro no llegó Romelu Lukaku, el hombre más adelantado del conjunto belga, casi desaparecido los primeros 45 minutos.
Mertens, siempre Mertens, era el punto final del veloz juego belga, caracterizado por muchos cambios de posición entre Fellaini, De Bruyne y Eden Hazard. En el minuto 19, Mertens, con regate y disparo rápido, amenazó el arco de Igor Akinfeev, el portero ruso al que el técnico, Fabio Capello, dio confianza pese a su grave error en el primer partido, ante Corea del Sur.
El arquero se reivindicó luego con una buena reacción al disparo de Mertens, de quién si no.
Maksim Kanunnikov exigió de nuevo a Courtois desde lejos. Rusia, ordenada pero con menos talento, buscó los rápidos contragolpes y en el minuto 44 dispuso de la mejor ocasión del partido: el centro desde la izquierda de Dimitri Kombarov lo remató de cabeza el delantero Alexander Kokorin por encima del arco con todo a su favor.
A Bélgica, favorita para llegar lejos en Brasil, le faltaba el último pase, el remate que concretara su superioridad en el juego ante una Rusia siempre amenazante.
Por ello, el técnico, Marc Wilmots, sustituyó a Lukaku, delantero del Everton inglés, por Divock Origi, y ordenó que Hazard dejara el costado izquierdo para jugar más al centro.
Rusia, más necesitada tras el empate con Corea del Sur, tomó el mandó y la pelota en la segunda parte. El ritmo bajó, el duelo se emparejó. Ahora era Bélgica la que buscaba hacer daño con más espacios. No lo consiguió, cómodo quizás con un empate más beneficioso que para los rusos. Mertens, mucho más apagado, dejó su puesto a Kevin Mirallas.
El conjunto de Capello lo intentó con más ímpetu que ideas, dejando ver las carencias del equipo en la creación de juego. Andrei Eshenko fue quien estuvo más cerca del gol con un disparo cruzado en el minuto 38.
Replicó Mirallas con un libre directo al poste para una Bélgica que se estiró en los minutos finales y que gozó de otra buena ocasión con Hazard, preludio del gol.
Rusia perdió la pelota cerca del área rival, Bélgica se lanzó al contragolpe, Hazard desequilibró por la línea de fondo y su pase atrás lo culminó Origi para dar el triunfo a los “diablos rojos”.
Capello se lamentó en la banda por la ingenuidad de sus hombres y Bélgica celebró el pase a octavos en su primer Mundial desde 2002. Los “diablos rojos” son el sexto equipo en meterse entre los mejores de 16 en Brasil tras Holanda, Chile, Costa Rica, Colombia y Argentina.