En la pelota dividida, Robben supera a Ramos con amplitud, sortea a Casillas como quien elude a un mueble y marca el 5-1 para Holanda. Humillación mundial para el campeón, linchamiento virtual a Iker en las redes sociales. O Siniestro total como tituló el diario AS de España. Tal vez esa sea la imagen más fascinante del Mundial que estamos viendo, pieza enmarcada en un partido que causó conmoción, apenas en el segundo día del torneo.
Brasil 2014 es el gran espectáculo que todos queríamos ver, con figuras estelares que lo dan todo desde la primera función. Genios consagrados como Robben, Pirlo, Neymar y acaso Müller, que se rehúsan a la especulación y canalizan su talento al servicio del gol. El objetivo primario es siempre el arco rival. El objetivo mayor: la final del 13 de julio en el Maracaná. Ellos son la respuesta a este gran arranque mundialista de partidos oscilantes y marcadores inverosímiles, como el 5-1 en mención, el 3-1 de Costa Rica a Uruguay o la masacre alemana a Cristiano y sus amigos.
A los cracks mediáticos hay que sumarle la aparición de los jóvenes hambrientos de gloria. La potencia y dinámica del ‘tico’ Joel Campbell, el liderazgo de Anthony Brooks en la zaga estadounidense o la prestancia del extremo belga Dries Mertens, son las gratas sorpresas que matizan la atención de la prensa y despiertan nuestro fanatismo (también) en los partidos de menor interés, como el EE UU- Ghana o el Bélgica-Argelia.
Pero el indicio más certero de que esto pinta como un gran show, es la producción goleadora que nos ha dejado la primera fecha de la Copa. Los números son contundentes en favor de este Mundial: 49 goles en los 16 partidos iniciales, lo que arroja un promedio de 3 tantos por encuentro. Cifra que supera largamente al 2,20 de Sudáfrica 2010, al 2,30 de Alemania 2006 y a la media de todos los mundiales anteriores hasta Suecia 58 (3,60).
Y si trasladamos los dígitos al codiciado ráting de las televisoras, la FIFA se muestra estusiasmada con los niveles de audiencia que va registrando el certamen, y asegura que superará los 3,200 millones de televidentes que logró Sudáfrica en todo el planeta. Para muestra un botón: el partido entre Inglaterra e Italia, que se disputó el sábado en la medianoche europea, fue visto por 14,2 millones y 12,8 millones de personas en cada uno de esos países, respectivamente, según publica la agencia DPA.
Otro ejemplo lo constituye Alemania. Más de 26 millones de telespectadores siguieron la transmisión del partido ante Portugal, lo que reportó una audiencia del 81,8 por ciento. A seis días de iniciada la Copa, la ecuación es la de siempre y hoy parece resuelta: a mayor espectáculo mayor audiencia. Lo sabe Robben, la FIFA y sobre todo los hinchas. Por ello Brasil asoma como el Mundial de los goles y las cifras sorprendentes, el Mundial que nadie quiere perderse.