DANIEL PEREDO
Diciembre del 2006: Cristal acordó la contratación de Sampaoli como su próximo entrenador. Enterado, el capitán del equipo subió a las oficinas y encaró a los dirigentes: “Un mes no va a durar, me voy a encargar”. La comisión de fútbol no modificó su decisión y firmó el contrato. El interés venía del 2003, cuando Sampaoli hizo una gran campaña con Boys, superó a Cristal en los dos partidos e incluso en el San Martín lo hizo claramente 4-2. “Ese es el próximo técnico del club”, comentó un gerente dirigiéndose al banco visitante.
Sampaoli en nuestro fútbol tuvo que enfrentar cuestionamientos por su falta de experiencia. Ex seleccionadores peruanos, futbolistas y la gran mayoría de los periodistas coincidía en que “no le había ganado a nadie”. Después de Boys, destacó en Bolognesi y en el 2005 Carlos Picerni lo postuló para la Sub 20, pero la oposición fue tan fuerte que lo descartaron y nombraron a Julio García. Recién en el 2007, Cristal, por gestión de los dirigentes Francisco Lombardi y Diego Rebagliati ,pudo contratarlo a pesar de las contras. Los referentes cumplieron su advertencia, nunca se involucraron, no tuvo resultados y se fue a los tres meses.
En el 2013, Sampaoli se lleva los reflectores en Chile. Dirigirá el Mundial con un equipo intenso, de juego ofensivo, desequilibrante y que, de acuerdo al sorteo, puede ser protagonista en Brasil. Con los resultados puestos, el medio futbolístico peruano recién lo valora y destaca. Ahora que le va bien y tiene éxito, nos acomodamos y lamentamos que no se haya quedado en el Perú. Los periodistas que hoy lo elogian, con mucho oportunismo, no levantaron la mano en el 2007 para oponerse a su despido de Cristal. Los pocos que descubrieron su potencial por estilo de trabajo y plan de juego se dejaron ganar por la oposición. Sampaoli creció, maduró, evolucionó, y encontró un mejor entorno para trabajar. En el Perú, el problema no era él, éramos nosotros.