“Salí demasiado molesto de ese partido”, dice Luis Advíncula. Neymar le acaba de lanzar dos sombreros y la crítica vapuleaba su labor en el campo. Camino al vestuario, pensaba y sabía que había fallado. La molestia no le permitió ni siquiera tratar de intercambiar camisetas con quien es su ídolo: Dani Alves.
La página siguiente en la Copa de Advíncula es la opuesta. Glorificado, rotulado como “el mejor de Perú” y hasta con ofertas de clubes que sabe Dios si serán reales. Esta es la palabra del lateral.
¿Cuál es el balance que haces de Perú en la Copa?
Es bueno porque somos un equipo en formación. Hemos empezado un nuevo proceso y el equipo se está consolidando partido a partido. Creo que estamos en el camino correcto.
Cuando dices el camino correcto, ¿a qué te refieres?
Digo camino correcto porque estamos acoplándonos como grupo, como equipo, con un nuevo entrenador. Todos estamos con las ganas de hacer las cosas bien.
¿Y qué balance haces de la Copa que hiciste hasta el momento?
De lo individual no hablo mucho porque me gusta hablar más de lo grupal. He escuchado que he hecho una buena Copa, pero lo tomo con tranquilidad. Quiero que los halagos se los lleve mi familia, que fue la que más sufrió cuando era uno de los más criticados. Yo lo tomo con tranquilidad. Cuando tenía las críticas no me sentía el peor y ahora que escucho buenas cosas de mí no me siento el mejor porque no he ganado nada. Sigo siendo el mismo.
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¿Te reconforta que los comentarios hacia ti hayan dado un vuelco respecto del primero partido con Brasil?
Claro, porque duele mucho que gente de tu mismo país te critique. Me acostumbré a eso, sabía que mi momento llegaría, seguí trabajando, esforzándome más, y ahora que escucho cosas buenas estoy tranquilo. Siempre supe que si el equipo empataba o ganaba, no hubiera recibido críticas, pero como el equipo perdió, siempre buscamos culpables y yo estoy acostumbrado a ser uno de ellos.
¿Es cierto que luego de ese partido te hablaron Oblitas y Solano?
Sí. Me sentía mal porque tuve errores que no puedes cometer y menos contra Brasil, que te mata. Me dije a mí mismo que no podía cometer los mismos errores, y creo que me mentalicé en eso y traté de hacerlo.
¿Qué te dijo Gareca?
Me dijo que sabía que yo podía dar más en el campo, que sentía que no lo estaba dando todo. Y yo le dije que tenía que mejorar.
¿Cuál es la autocrítica que haces?
Para llegar a ser un buen jugador debe buscarse la excelencia. Por ejemplo, en el primer gol de Neymar yo debí cerrar la espalda de Carlos, no dejarlo cabecear solo. Y en el segundo debí cortarlo antes porque no tenía ni amarilla. Yo sé los errores que cometí. Sé que voy que podía dar más y cuál era mi potencial.
¿Te ayudaron en algo las críticas? ¿Quizás para demostrar que la gente estaba equivocada?
Yo sabía que mi momento llegaría, tenía que ser paciente, entrenarme fuerte porque tenía muchas cosas que mejorar. Y a eso voy, creo que todavía me falta mucho. Estoy yendo paso a paso.
¿La crítica después del primer partido ante Brasil fue injusta contigo?
No sé. Los peruanos somos así, somos presos del resultado. Puedo cometer errores, pero trataré de que no sucedan. Un jugador de élite comete menos errores y gana más dinero.
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¿Qué has sumado a tu juego?
Soy un jugador más maduro, aplicado en la marca, que era lo que me faltaba. Ahora soy más criterioso en ataque, antes era un loquito que iba, iba e iba y no hacía nada. Ahora trato de hacer daño si voy. O mejor no voy.
¿Qué te pide Gareca?
Él siempre nos dice: “Nuestro nombre es defensa”. Nuestra primera función es defender y si se da la jugada, atacar.
Has sido delantero, volante y lateral. ¿Por qué te costó tanto encontrar tu posición?
Yo creo que para ser delantero tenía que ser ambicioso y yo no me moría por el gol. Si se daba, bien. Si no, normal. La primera vez que Roberto Mosquera me puso de lateral estaba demasiado molesto. Nunca me dijo por qué. Solo que me veía condiciones para jugar ahí. Yo solo quería jugar porque ese año estaban Ávila, Rengifo y Ross en Cristal. Entre los tres tenían demasiados goles y yo no iba a jugar. Hubo la posibilidad, me dio la confianza porque mis primeros partidos no fueron buenos y gracias a Dios me fue bien.
Si tú fueras entrenador, ¿en qué posición te pondrías?
De lateral. Me gusta mucho jugar ahí.
¿En Portugal estuviste jugando de lateral derecho?
He jugado en seis posiciones: lateral derecho, izquierdo, volante de primera línea, media punta, volante por derecha y por izquierda. Más jugué de lateral y volante por derecha. Me siento cómodo, pero sé que mi posición es atrás, como lateral. Yo quiero consolidarme ahí. No podía perder la oportunidad de jugar, por eso acepté cualquier posición.
¿Qué sientes ahora que se habla incluso de una oferta de Inglaterra?
Es bonito porque sientes que reconocen tu trabajo, pero a la vez tranquilo. Ahorita solo pienso en lograr el tercer puesto y luego se verá qué pasa.
TRABAJO SECRETO
¿Quién es Víctor Reyes Condori?
Es un gran amigo, el ‘profe’ me ayudó mucho. Con él entrenaba por las noches. Le tengo un gran cariño y estoy agradecido con él.
¿Dónde lo conociste?
Él entrenaba en Cristal. Hacíamos trabajos de todo tipo: centros, cierres, cosas que yo sabía que me faltaban y que él trataba de pulir en mí.
Eso es un ejemplo de superación...
No sé cómo se enteraron porque yo nunca lo hablé. A mí siempre me gustó llevar las cosas para mí y para mi familia. No me gusta decir cuando juego bien: “Sí, yo entrené por las noches”. Me gusta llevar las cosas por la sombrita.
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