Dimitri Payet es el hombre del momento en Francia. Su espectacular gol le dio la victoria 2-1 ante Rumanía en el debut del cuadro galo en la Eurocopa 2016. Pero pocos saben que fue descubierto a los 12 años en un territorio de ultramar en el Océano Índico
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“Si hace un año me decían que esto iba a pasar no lo habría creído. Por eso me han salido esas lágrimas”, declaró conmovido Dimitri Payet, que fue cambiado entre aplausos al definir el 2-1 de Francia sobre Rumanía.
Payet nació en la Isla Reunión, territorio francés que se encuentra situado en el Océano Índico. Este departamento de ultramar limita al este con Madagascar y está cercano a las islas Mauricio y las Seychelles.
Payet se marchó llorando tras marcar ese golazo. pic.twitter.com/kz3VC7xSQk— Borja López (@MIFutbol2) 10 de junio de 2016
La Isla Reunión donde Payet nació hace 28 años está casi a 9000 km de París, en una comuna de 2500 kilómetros cuadrados y con casi 800.000 habitantes. Un paraje poco visitado por los grandes clubes franceses para reclutar jugadores. No obstante, ojeadores del centro de formación Le Havre, en el Noroeste francés, lo descubrieron y lo llevaron al territorio en 1999, cuando tenía apenas 12 años.
Como casi siempre ocurre en las historias de los futbolistas que tienen que abandonar su lugar natal para emigrar a miles de kilómetros de casa, Payet no la pasó bien y en el 2003 regresó a la Isla Reunión. Tuvieron que pasar dos años para que se decidiera volver.
Por este motivo, cuando el club francés Nantes reclamó por él en el 2005, ese mismo año debutó en el primer equipo antes de cumplir la mayoría de edad. Marcó 5 goles en 33 partidos. Luego se fue al Saint Etienne, club en el que anotó 25 tantos en 148 juegos.
Después pasó al Lille donde festejó 19 dianas en 95 encuentros. Y su última escala antes de aterrizar en Inglaterra fue Olympique de Marsella, donde hizo 15 goles en 83 salidas a la cancha.
Quizá sea por esta gran historia que Dimitri Payet salió llorando del campo de juego cuando fue cambiado antes de terminar el partido. La hinchada francesa reconoció su entrega y le regaló un gratificante aplauso masivo.
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