Dentro del accidentado empate entre Alianza Lima y Sporting Cristal, los dos goles de Emanuel Herrera fueron lo único previsible. El argentino como ‘9’ no conoce el perdón y se ha convertido para los celestes en una buena costumbre. En cada grito de gol de Herrera aparecen entusiastas iniciativas –desde la prensa e hinchada– que lo postulan a una futura convocatoria en la selección peruana. El atacante cervecero reúne casi todos los requisitos para suplir el vacío que está dejando Paolo Guerrero. Solo le falta uno, quizá el más decisivo y determinante: la FIFA le llama criterio de elegibilidad. Si los años pueden medirse con referencias futbolísticas, Herrera está a un Mundial de la Blanquirroja.
Cuatro años más son los que Herrera debería vivir de manera ininterrumpida en el Perú para poder ser llamado a la selección peruana. En el Reglamento de Aplicación de Estatutos FIFA, aparece el artículo 7 que detalla este requisito de “residencia continua”. Es decir, no cuenta la mitad de temporada que residió Emanuel en Arequipa con Melgar. Si el delantero adopta el próximo año la nacionalidad peruana solo solucionará un tema de cupo de extranjeros en el torneo local, si lo queremos elegible para la FIFA tendríamos que esperar más allá del final del Mundial Qatar 2022.
La producción del argentino en el torneo local (30 tantos hasta hoy y vendrán más) es un banquete goleador en medio de tanta hambre. Con Guerrero todavía peleando judicialmente por una habilitación en Suiza, nos seguimos estrellando contra una durísima realidad: no tenemos un atacante en el mediano plazo que reúna esas características de habilidad, potencia y eficacia. Ricardo Gareca ensaya esquemas y transiciones para aprender a jugar sin él. No busca reemplazarlo.
Han pasado veinte años para que nos volvamos a enfrentar a una situación similar. Aquel equipo que dirigía Juan Carlos Oblitas, se quedó fuera de Francia 98 por diferencia de goles. Tenía variantes en todas sus líneas, pero arriba las esperanzas estaban en Flavio Maestri –más un oportuno pivot que un ‘killer’– y en Germán Carty, hombre de goles importantes aunque no en cantidad. Hasta tuvimos que nacionalizar a Julinho en medio de esa sequía. Años después aparecieron Pizarro, Mendoza, Farfán, Guerrero y esa historia conocida donde los problemas los tuvimos en otras zonas del campo.
Herrera podrá ser peruano el próximo año, pero no convocado a la selección. Los criterios de un Estado no son los mismos de la FIFA. Ocurrió, para nuestro beneficio hace más de un año, cuando Bolivia alineó al paraguayo Nelson Cabrera, quien tenía la nacionalidad aunque sin reunir los años de residencia. Eso determinó los tres puntos a favor del cuadro de Gareca.
Francia fue campeón en Rusia con un Giroud sin goles. Hay escasez mundial de ‘9’ químicamente puros. En lugar de seguir haciendo sumas y restas sobre nacionalizados, más saludable es aceptar que viviremos un proceso los próximos cuatro años donde lo mejor será buscar alguna estrategia para ser eficaces sin un ‘depredador’ en el área. No seremos ni el primer ni el último país en hacerlo.