Un 22 de junio de 1975, tan solo un mes antes del inicio de la Copa América, la selección de fútbol ‘profesional’ peruana (así se la conocía por la informalidad imperante en nuestro desordenado balompié), era despedazada en Quito por 6 a 0. Tres días después, en Guayaquil, ya sin el atenuante de la altura, Perú volvió a ser derrotado por la mínima diferencia ante los ecuatorianos. Restaban tres semanas para el debut en Santiago y los aficionados miraban con recelo el viaje al sur del continente. Marcos Calderón había sido nombrado entrenador nacional con el considerando que operar milagros no era una de las obligaciones de su contrato. Era natural, entonces, el escepticismo que rodeaba a los hinchas los días previos a que rodara el balón.
No fue sencillo el estreno en la Copa América. Nos tocó debutar ante Chile, que nos había bajado de Alemania 74 y conservaba a algunos jugadores mundialistas en su plantel. Los de la estrella solitaria se pusieron en ventaja temprano a través del ‘Cabezón’ Crisosto. El partido avanzó sin novedades hasta que, a quince del final, Percy Rojas, el ‘Trucha’, como lo había bautizado Casaretto, rescataba al equipo e igualaba el encuentro.
Luego, hubo que viajar a Oruro para enfrentar a Bolivia que, a 3.735 metros sobre el nivel del mar, ya había dado cuenta de los mapuches. Pese a las vicisitudes climáticas, Perú encontró oxígeno en el solitario tanto de ‘Cachito’ Ramírez, lo que sirvió para doblegar a los altiplánicos en su feudo. De a pocos, los incrédulos empezaban a creer.
El combinado patrio se vio obligado a recibir a sus rivales de grupo en Matute. El terremoto del 74 había causado deterioros en el Estadio Nacional por lo que el Alejandro Villanueva fue muy útil en la emergencia. En el reducto blanquiazul sometimos a bolivianos y chilenos por idéntico marcador. En el 3 a 1 frente Bolivia convirtieron ‘Cachito’ de penal, Cueto y Oblitas. En el triunfo frente a Chile nos tomamos una especie de revancha por las Eliminatorias del 73. Marcaron: Percy a la salida de un tiro de esquina, el ‘Ciego’ con una chalaca antológica, y Cubillas aprovechando un flojo despeje del golero Adolfo Neff. Perú ocupó la primera posición en su grupo y quedó listo para las semifinales.
No es ningún secreto que el Scratch, aquella vez, no recurrió a todo su potencial para tratar de dejar fuera de la final a los peruanos. No era raro que, hasta la primera década de este siglo, Brasil envié planteles sin sus mayores estrellas a los diferentes torneos continentales. Por ejemplo, en la Copa América del 2004, que se disputó en nuestro país, la ‘Canarinha’, con una escuadra alterna, y con Adriano como figura máxima, alcanzó el título. Así y todo, el elenco de Brandao acumulaba puntaje perfecto en el torneo, sometiendo de ida y vuelta a la poderosa Argentina y a Venezuela. Por eso, precisamente, fue sorpresa que Perú en el Minerao con los dos goles del ‘Loco’ Casaretto y el espléndido tiro libre de Cubillas derrote a los locales por 3 a 1. Y cuando se descontaba que Perú sería finalista tras su victoria como visitante, un autogol de Meléndez, el capitán peruano, y otra diana de Campos, decretaron el triunfo de la ‘Verdeamarela’ en Matute. En ese entonces no se tomaba en cuenta el gol en campo contrario por lo que un sorteo fue el que terminó depositando a Perú en la final.
En la hora de las definiciones, la selección cayó en su visita a Colombia. Ponciano Castro convirtió el único tanto en el Campín de Bogotá. En Lima, en el Nacional ya refaccionado, la Blanquirroja, con goles de ‘Cachito’ y Oblitas vengó la derrota, forzando a un partido definitivo en Caracas.
Aquella noche, contradiciendo a la dirigencia del Barcelona, Hugo Sotil, recién bajado del avión, aprovechó el rechazo a medias de Segovia para fusilar a Pedro Antonio Zape, darle la Copa a Perú y poner a festejar a todo el país.
Otro 22 de junio, pero del 2019, la selección fue apabullada por Brasil en Sao Paulo. Como aquella vez en el 75 las cosas cambiaron después para mejor. Este domingo Perú intentará refutar todos los pronósticos que lo dan como perdedor. Y como contra Uruguay o como frente a Chile pareciera que estamos listos.