Rafael van der Vart es un jugador de película. Y tiene, si me permiten, una historia de novela. Si no cree, lea.
El triángulo amoroso entre Rafa, Sylvie, su ex esposa y la mejor amiga de esta, Sabia Boulharouz, se inició en la fiesta de año nuevo del 2013 que organizaron los Van der Vaart en su casa de Hamburgo.
El diario alemán “Bild” reportó en los días siguientes que en el fragor de la fiesta Rafael y Sylvie tuvieron una acalorada discusión que terminó con la agresión física por parte del volante.
A partir de esta ocasión, Sabia, la amiga, tomó el papel de intermediaria y le brindó su respaldo a ambos. Esto fue aprovechado por Van der Vaart, que vio en Sabia a la mujer que podría rescatarlo de su fracaso matrimonial.
Meses más tarde, la prensa alemana enfocaba el inicio de este nuevo romance, y en paralelo Sylvie logró que su ex esposo firmara un amistoso divorcio bajo una cláusula que determinó el pago de cinco millones de euros. La relación Van der Vaart-Boulharouz también tuvo que superar las habladurías en torno a un cuarto personaje de esta historia: Khalid Boulharouz, ex esposo de Sabia y compañero de Rafael en la selección holandesa que quedó subcampeona en Sudáfrica 2010.
Sin embargo, desde la llegada de Louis van Gaal a la dirección técnica de la 'Naranja Mecánica' solo Van der Vaar ha sido tomado en cuenta para los partidos de las Eliminatorias europeas camino a Brasil 2014.
El amor y el fútbol, como en las telenovelas.