Si el argentino Enzo Pérez es hoy un jugador visible y respetado, la culpa la tiene Jorge Jesús, el entrenador del Flamengo al que se enfrenta este sábado en la final de la Copa Libertadores.
Enzo, un extremo de raíz, pasó desempeñarse como mediocentro por un experimento del técnico luso cuando coincidieron en el Benfica, entre 2011 y 2015.
“Es un monstruo tácticamente”. El internacional argentino no titubea cuando le preguntan por su antiguo técnico en el Benfica.
Enzo es grato porque seguramente habría tenido otra carrera si no se hubiese cruzado con el portugués de Amadora.
El Benfica fichó al jugador en 2011 después de destacarse en el Estudiantes de la Plata argentino, con el que había levantado la Copa Libertadores en 2009.
“Los encarnados” pagaron entonces 5,5 millones de euros por un futbolista de 25 años acostumbrado a ejercer como extremo o mediapunta.
Pero Jorge Jesús tenía otros planes para él.
“Me fijé en su juego y pensé que estos años no jugó en la posición en la que podría rendir más”, sostuvo el técnico luso en 2015, al poco de anunciarse su traspaso al Valencia por 25 millones de euros, casi cinco veces más de lo que le costó a los encarnados.
Aunque convencerle a jugar por delante del medio centro defensivo, no fue tarea fácil.
En el verano de 2012, Enzo acababa de cumplir un gris año en La Luz, empañado por una lesión de rodilla y por roces con directivos del club. El representante del centrocampista llegó a acusar al Benfica de salarios en atraso.
Pero la marcha del medio Axel Witsel durante ese verano lo cambió todo. Jorge Jesús vio en el argentino el reemplazo ideal del internacional belga.
“Yo no quería saber nada, no me veía ahí, pero me dijo: ‘Quédate tranquilo, vamos a practicar. Te voy a mostrar vídeos y haremos ejercicios después de hora’. Terminé siendo el mejor futbolista del año (en 2014) en Portugal, tenía razón”, contó el jugador en una entrevista en La Nación de Argentina.
De hecho, ese año acabó jugando como titular ante Alemania en la final del Mundial en el estadio Maracaná.
Con Jorge Jesús, el argentino, hoy con 33 años, aunó su criterio para distribuir el juego a un gran esfuerzo defensivo que lo acabó de convertir en una pieza codiciada en el mercado europeo y en ídolo de la hinchada benfiquista.
Después de su pasaje en La Luz, que se resume en 117 partidos, 10 goles y 18 asistencias, su estancia en Valencia entre 2015 y 2017 fue menos fructífera: 74 encuentros y solo tres asistencias.
En River Plate, donde milita desde 2017, volvió a erigirse como pieza fundamental.
Enzo, que se recupera de unos problemas en el hombro para estar listo en la final de Lima, no es el único argentino que ha pasado por las manos de “orfebre” de Jorge Jesús.
Solo en el Benfica, pulió a los internacionales argentinos Nico Gaitán, Ezequiel Garay y Eduardo Salvio. Y se encantó con un futbolista ya consagrado, Pablo Aimar, al que dirigió entre 2008 y 2013.
El técnico portugués confesó su preferencia por los argentinos en una entrevista concedida en 2016, cuando era entrenador del Sporting de Lisboa.
“El fútbol sudamericano tiene arte, creatividad, como el brasileño, pero poco conocimiento de la cultura táctica en la vertiente ofensiva y defensiva. El argentino tiene una gran intensidad en el entrenamiento, tiene mucha confianza y técnicamente es bueno”, afirmó.
EFE