Solamente unos miles tuvieron el privilegio de ingresar al histórico estadio de Wembley para presenciar el partido de la selección italiana ante Inglaterra en la final de la Eurocopa. El resto de los fanáticos, desde diversas partes del país, se reunieron para alentar a la distancia al equipo entrenado por Roberto Mancini.
Por ejemplo, en Roma, la capital italiana, los fieles seguidores de la ‘Azzurra’ estuvieron atentos a todas las incidencias del compromiso desarrollado en Londres. El entusiasmo se esfumó en apenas dos minutos con el gol de Luke Shaw para los ‘Tres Leones’, pero volvieron a ilusionare con la igualdad conseguida por Leonardo Bonucci.
La esperanza se prolongó por 30 minutos más, pero sin mayores novedades. La mezcla de nerviosismo y confianza se reflejó durante la tanda de los penales. Hasta que la angustia fue desapareciendo de a pocos con el fallo de Marcus Rashford y el gol de Federico Bernardeschi para el 3-2.
Enseguida, los hinchas de la ‘Nazionale’ en Roma sintieron la copa más cerca tras la primera parada de Gianluigi Donnarumma ante Jadon Sancho. Pero, el fallo de Jorginho instaló nuevamente la preocupación. Sin embargo, había una última oportunidad para explotar de alegría y con el yerro de Bukayo Saka y la nueva parada del ‘1’ empezó la fiesta.
Precisamente, la UEFA compartió mediante sus redes sociales un breve clip en el que los hinchas italianos estallaron tras confirmar la conquista de la Eurocopa. Además del emocionante ambiental en Roma, los relatores también gritaron: “¡Gracias, gracias…abrázame, abrázame, Italia es campeón europeo, Italia es campeón!”, expresaron.
Es la primera Eurocopa para Italia desde 1968, la que le niega la gloria a Inglaterra 55 años después de su último título internacional, en una final que empezó prometiendo locura y acabó por todo lo alto. Además, la ‘Azzurri’ ganó un trofeo internacional por primera vez desde el Mundial en Alemania 2006.
No había otra manera de acabar la Eurocopa más loca de todas que con el gol más rápido de la historia de las finales. Menos de dos minutos tardó Inglaterra en enrabietar a su hinchada, loca por pegar saltos, quitarse la camiseta y celebrar algo 55 años después