Aunque ese día tenía un traje de 800 dólares y zapatos de estreno, la cara de Miguel Trauco no era la de un nuevo rico. No era la del sorprendido muchacho que se gana la lotería. Estaba serio, básicamente porque no le gustan las entrevistas, y sudaba de miedo, porque es normal que ocurra cuando cambia tu vida de la gigantesca manera en la que cambió la suya. Era diciembre del 2016 en las oficinas de Minuto 90, la feria de cine sobre fútbol. Trauco acababa de ser elegido mejor futbolista peruano por la ADFP en el Westin. Un año atrás estaba de vacaciones con su hija en Tarapoto y no iba a renovar por Unión Comercio. Casi no tenía ahorros. Un año después, tras un año increíble con la ‘U’, se fue a Río a jugar por Flamengo, el club con más hinchas en el mundo. Hoy cuesta 600 mil euros según Transfermarkt, la web alemana que marca los precios en el mercado.
► Miguel Trauco: su golazo a pura potencia en la Copa Libertadores
¿Cuánto pudo ganar la ‘U’ si anticipaba un plan con el jugador, si tenía visión? Nunca lo sabrá. Lo verá por la TV, lo leerá en los diarios.
Semanas antes de la Copa América Centenario, Miguel Trauco buscó a uno de los administradores del club crema –los hermanos Leguía- para definir una posible renovación. No era titular en la selección, no había enfrentado a Dani Alves ni a Paulo Dybala, no salía en Fox. “Lo conversamos”, le dijeron, con el tono con el que uno no quiere conversar. Trauco había llegado al club por gestión de Chemo del Solar y Germán Leguía a precio ganga: menos de 4 mil dólares mensuales. Renovarlo en esa fecha, habría sido la segunda parte de un gran negocio. Bastaba ver entrenar a Trauco en Campo Mar, preguntar por el muchacho que no toma ni trasnocha, ver cómo le pegaba, su edad (24) para saber que detrás de Ruidíaz, Flores y Polo, el jugador exportable era él.
“Cuando hablé con él ya era tarde. Y aunque tuvo disposición y quiere al club, no podíamos competir con Flamengo”. En diciembre del año pasado, César Vento asumió la gerencia general de la ‘U’ –hoy es gerente deportivo- y le contó a DT el status de la situación de Trauco. Fue una de sus primeras misiones. La oferta brasileña era formal y solo esperaba el final del torneo para hacerla pública. Incluso ya había foto de Trauco con la camiseta negra y roja. Pasaron 7 meses desde esa informal charla del futbolista con uno de los administradores. Siete meses.
Ocupados en peleas políticas por el poder del club, en pasar por juzgados más que pisar la cancha del Monumental -¿se acuerdan la foto post Rolling?-, los encargados de la administración crema de entonces dejaron ir al último futbolista apetecible de su vitrina. Se lo llevaron de los bolsillos. Se sentaron a esperar cómo se escapaban cientos de dólares. Hoy es figura del candidato Flamengo, jugó todos los partidos de la Copa Libertadores y marcó 2 goles. La cadena Globoesporte dice que Trauco “impresiona”. ¿Saben cuánto costó el pase de su antecesor en el puesto, Jorge? Se fue al Mónaco por 9 millones de dólares. Se llama inversión.
Falta mucho en la carrera de Trauco, es verdad. Como es verdad que alguien en la ‘U’ de aquella época debería ir al oculista urgente, cuando menos.
Decir que ese mismo 2016 Raúl Ruidíaz se fue con sus goles a México por 3 mil dólares es masoquismo.
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