HORACIO ZIMMERMANN @Horacon
Víctor Hugo Carrillo (30 de octubre de 1975) ha dado un paso gigantesco en su carrera como árbitro profesional. A los 38 años, el peruano fue seleccionado por la FIFA para ser árbitro suplente en el Mundial de Brasil 2014. Si bien esta tarea no incluye la dirección de un partido, sino reemplazar a un árbitro asistente o al cuarto, haber sido elegido entre miles de postulantes al puesto, supone un mérito de Carrillo, quien cumplirá el sueño de chico de estar al lado de los mejores jugadores del planeta en una Copa del Mundo.
Carrillo es el árbitro mejor calificado del fútbol peruano, torneo en el que abundan los fallos arbitrales más escandalosos de Sudamérica. Él también ha sido parte de uno que otro error; sin embargo, su nombramiento, así sea de suplente, merece un reconocimiento al esfuerzo. Sobre todo porque es el primer juez en “clasificar” al Mundial por cuenta propia desde hace 16 años, cuando el cirujano Alberto Tejada Noriega, ex ministro de Salud, estuvo en Francia 98 viendo campeonar al anfitrión.
Victor Hugo, casado con Catherine y padre de Mathías y Renato, nació en la época que anunciaba su retiro uno de los mejores árbitros de la historia del Perú, Arturo Yamasaki. Nacido en el Perú, pero radicado en México desde 1968, Yamasaki se dio el lujo de expulsar al brasileño Garrincha en Chile 62, y dirigió dos Mundiales más, Inglaterra 66 y México 70, en el que pitó el Italia 4-3 Alemania, conocido como “el partido del siglo”. Yamasaki falleció en julio del año pasado a los 84 años.
Carrillo estudió diseño gráfico en Cibertec. También tiene estudios de Educación Física y de Gestión Deportiva. De un metro ochenta de estatura, Víctor Hugo se graduó de árbitro a los 20 años en 1995. Decidió estudiar esta profesión, de hecho, solo para no enojar a su padre, quien también era juez y anhelaba que su hijo siga sus pasos. En un principio, Carrillo no quería saber nada del arbitraje, lo suyo estaba cerca de las fiestas, los amigos, como todo adolescente; sin embargo, haber desaprobado un curso en la universidad terminó por decidirlo a estudiar esa profesión, con el único fin de que su padre no lo castigue.
Amante de la música, en especial de la salsa, Carrillo ha dirigido desde que se graduó torneos de suma importancia, desde un Sudamericano Sub 15 (Bolivia 2005) hasta un Mundial de Clubes (Emiratos Árabes 2010), aquel que coronó campeón al Inter de Milán de Rafael Benítez. Además ha dirigido dos procesos de clasificación al Mundial: Sudáfrica 2010 (2 partidos) y Brasil 2014 (5 partidos), viendo gritar goles a Falcao y el mismo Messi, en el mismo campo de juego donde estaba él, con el pito en la mano.
Pero no existe un partido de mayor importancia en su carrera que el amistoso Brasil-Francia del año pasado en Porto Alegre, antes del inicio de la Copa Confederaciones. “Esperemos estar a la altura”, admitió antes de dirigir con éxito el compromiso en el que el ‘Scratch’ goleó 3-0 a los galos con goles de Óscar, Hernanes y Lucas. Fue su designación más importante desde que se graduó, hasta antes de la de hoy. Era Carrillo en medio de la revancha de la final del 98, era Carillo viendo a Brasil, por fin, acabar con el fantasma de Zidane y compañía. Era Carrillo al lado de Neymar.
Luego de 19 años de carrera en el fútbol peruano, un torneo que considera poco profesional, en el que los jugadores no lo toman como tal, Carrillo, ni tan bueno ni tan malo, ha recibido su recompensa por haber sacrificado el ocio por el trabajo, aun desde muy joven. Estará en Brasil 2014, en el extranjero, donde dice es “más fácil” dirigir que en nuestro país. Y contra todo pronóstico, pese a los anuncios de Burga de retirarse de la Comisión de Árbitros de la Conmebol, y en un ambiente en el que el árbitro peruano tiene menos aceptación que el propio Manuel.