PEDRO ORTIZ BISSO @Orbisa35
Algunos lo llaman traición, yo lo llamo resentimiento. Y del más fuerte. Eso es lo que siente un sector de la hinchada de Universitario hacia José del Solar, el otrora joven maravilla que cada vez que venía de Europa se sumergía en el corazón de Norte para gritar hasta quedarse sin voz su inmenso amor por el club crema.
No solo fue su paso por Cristal, sino algunas actitudes que tomó vestido de celeste, los que hicieron que el lazo acerado que los unía se quebrara. La forma cómo se convirtió en técnico de la ‘U’ en su primera etapa, los malos resultados e incluso su desastroso rendimiento como entrenador de la selección hicieron el resto.
Así, casi de un porrazo, se olvidaron sus innumerables muestras de amor cuando le tocó defender al merengue con los botines puestos o sin ellos, las veces que tuvo que resignar mejores oportunidades para dar una mano a la economía del club o cómo en lo peor de la era Pacheco tuvo que oficiar de entrenador, directivo, gerente deportivo y hasta de utilero.
Por mi parte me quedo con el Chemo corajudo e hiperprofesional, que sin ser un habilidoso de aquellos, construyó su carrera como futbolista con disciplina y terquedad. Que fue inteligente para pulir su técnica a fin de darle a su zurda precisión en el pase profundo y filo mortal en los tiros libres. Que no se calló cuando era necesario levantar la voz –sea en Universitario o en la selección- y que cuando le tocó salir a una cancha con la 'U' roja reventándole el pecho, jugó como si fuera una final, metiendo, empujando, vibrando y peleando. Ese es el Chemo del Solar que tengo presente. Por eso lo considero un ídolo crema.