1. Darío CabrolLlegó, hizo conferencia, habló de Alianza, dijo que era el más grande del Perú pero a las pocas horas se fue a la ‘U’. A la Universidad de Chile. Dicen quienes cubrieron esa comisión en el aeropuerto que ni siquiera desarmó la maleta. Ni siquiera salió del aeropuerto de Lima. ¿Qué había pasado? Cabrol quería más dinero. Eso fue lo que denunció el entonces presidente Alfonso de Souza Ferreyra. “Ese señor es un mercenario”, dijo. Pero ya había estallado el papelón. 2. Flavio CórdobaHistoria reciente. Se sabía de una lesión pasada en el River Plate uruguayo pero aún así, Universitario le giró los pasajes y lo trajo a Lima el martes a la mañana. Ayer, después de varias pruebas, el club crema anunció en Facebook que no firmará contrato. Una lesión muscular le costará tres meses más de rehabilitación. “Así no puede firmar”, dijo el gerente Jorge Vidal. Y chau al Balotelli colombiano, sin más ni más.
3. Eric ObbinaHabía jugado en Inglaterra, Italia y México. Y en 2008, Miguel Ángel Arrué aceptó el fichaje del atacante nigeriano Eric Obinna, que llegó a Lima un domingo pero se fue un martes. Una investigación descubrió que no era quien decía ser, que no había jugado en Primera y se fue. Antes que lo echen, se fue. Hoy anda en Corea del Sur.
4. Reinaldo NaviaEn junio del 2010, Roberto Palacios convenció al delantero chileno de fichar por Cristal. Y el 'Choro' vino a Lima, pasó pruebas médicas, las aprobó pero… a los dos días se fue. Cuando tenía todo arreglado con el club rimense, el chileno decidió firmar por el Irapuato, equipo de la segunda división de México. Otra vez el dinero. Navia pidió un monto más y en el Rímac dijeron no. Pero ya había posado con la camiseta y todo.
5. Christofer Wreh2003. Copa Libertadores. Le acercaron un video al entonces técnico de Alianza Chepe Torres y aprobó su llegada. En realidad, el liberiano Christofer Wreh pisó Lima para pasar una prueba en Matute. Pero tenía más sobrepeso que Celso Guerrero en la ‘U’ 96. “Que esté subido de peso no será ningún inconveniente. Él es un atleta y el exceso lo bajará muy rápido”, dijo su agente. Bueno. Lo llevaron al sauna, le aplicaron una dieta, le pusieron nutricionista pero nada. Mario Mendaña se quería volver loco. Lo mejor que hizo fue irse. Y dejar su lugar al argentino Nicolás Tagliani, de buen paso en el club.