En el vuelo 2146 de regreso a Lima, después de la derrota con Melgar, no hubo jugador más silencioso que Miguel Trauco. Aceptó fotos, firmó un par de camisetas, pero su rostro no se permitía más la sonrisa. Había perdido la ‘U’ la chance de jugar la final y él, de salir campeón con el equipo de su viejo. Ya eso no iba a ser posible. Porque a esa hora del domingo, antes de subir al avión de LC Perú, Trauco ya sabía que se va.
Con 24 años, 62 kilos, 1.75m y 40 partidos después, Miguel Trauco deja el fútbol peruano como el sorpresivo (y justo) mejor jugador de la temporada. No hay versión oficial pero en la ‘U’ lo saben: le conviene irse. Su presente es notable desde el juego –un pie izquierdo indispensable en el once de Chale– y una garantía su aplomo, que algunos llaman personalidad, para pasar de Tarapoto a la ‘U’ y luego a la selección sin que eso afecte ninguna de sus características. Oblitas se refirió a él como “un ejemplo” y Gareca lo definió como “un profesional cada minuto”, dos elogios honestos que se tradujeron en su titularidad con Perú en la Copa América y la Eliminatoria. Allí, se ganó el puesto chocando con Dani Alves primero y Paulo Dybala, después. Allí lo vieron. Y así se va.
#MiguelTrauco: así anunció Flamengo la contratación del peruano https://t.co/Qx6AWDNMd7 pic.twitter.com/LlKfa3zOid— El Comercio (@elcomercio) December 14, 2016
Es imposible resistirse al llamado de Flamengo, el club con más hinchas en el mundo según IBOPE Brasil. Es absurdo no aceptar tras la recomendación del goleador del equipo, Paolo Guerrero. Se va a un medio que valora como pocos el talento y lo potencia. Hace mejores atletas a los futbolistas. Para el puesto tiene todo: sacrificio si toca marcar, potencia para el arranque y lo más importante en su puesto, pase; no centro ni pelotazo, pase. De un perfil bajo que a veces desespera –no le gustan las entrevistas–, su discurso sale con el pie, no con la boca, lo que es ideal para evitar excesivos titulares. No es su culpa, claro, pero si en los últimos 6 meses nadie en Universitario se percató de esto y prefirió otras peleas, sí hay culpables en Ate para que se vaya como jugador libre. El jugador que llegó de Tarapoto por menos de 4 mil dólares esperó con paciencia, nadie en Universitario lo buscó para conversar y ahora se va, producto de una inestabilidad que tiene nombre y apellido.
Pero ese es el pasado. La gente que quiere al fútbol peruano tiene un motivo para la sonrisa: un joven futbolista peruano más se va. O mejor, a secas, un profesional viaja pronto. Quizá lo más importante de este muchacho de 24 años no sea solo su técnica para pegarle o su entendimiento del juego, sino dónde lo hace. En Cutervo, en Sudamericana, en Copa América, en Eliminatorias. Un día debería jugar sin camiseta. Igual sabríamos que se llama Miguel Trauco. Y que así también se puede ser un ejemplo.
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