Desde el 28 de octubre del 2002, fecha que marcó la muerte del brasileño Marcio Dos Santos luego de un partido entre Deportivo Wanka y Alianza Lima, no se registraba una pérdida en un campo de fútbol como la del joven de 18 años Yair Clavijo, zaguero de Sporting Cristal que falleció ayer en el estadio de Urcos.
El 22 de junio de este año, el croata Alen Pamic (23 años) del NK Istra 1961 falleció por la misma razón durante un partido amistoso.
El 2012, tras la muerte del italiano Piermario Morosini (14 de abril del 2012), la FIFA reveló que en los últimos cinco años 84 futbolistas habían fallecido en todas las canchas del mundo por problemas cardíacos. La dramática cifra proporcionada por la comisión médica de la FIFA daba cuenta de las muertes ocurridas mientras los deportistas disputaban un partido o en un entrenamiento.
La información fue recabada a través de los datos proporcionados por 129 de las 208 federaciones asociadas. Cabe mencionar que esta cifra no indicaba el número de todos los futbolistas afectados porque solo 19 federaciones nacionales tenían un registro médico sobre este tipo de fallecimientos.
La FPF deberá informar a la FIFA el fatídico caso de Yair Clavijo. Desde el año pasado cada federación debe registrar este tipo de incidentes.
LA IMPORTANCIA DE UN DESFIBRILADOR Un gran problema relacionado con las muertes súbitas es que solo en el 55 por ciento de los partidos de fútbol a escala global había un desfibrilador, número que en el caso de los entrenamientos se reduce al 28 por ciento, según los datos de la FIFA. “Tener un desfibrilador en cada campo es cuestión de vida o muerte”, resaltó el presidente de la Comisión Médica de la FIFA, Michel D’Hooghe.
Las investigaciones y medidas de seguridad sobre la muerte súbita se intensificaron luego del paro cardíaco que sufrió en marzo 2012 el futbolista Fabrice Muamba, jugador del Bolton de la Premier League, quien estuvo muerto durante 78 minutos y que luego de recuperarse se tuvo que retirar del fútbol.
En aquel marzo fatídico también perdió la vida por un paro cardiorespiratorio el jugador indio Venkatesh (27 años) del club Bangalore. Un mes después ocurrió la tragedia de Piermario Morosini (25 años), volante del Livorno de la Serie B italiana.
El 8 de julio 2012, en un partido entre el São Bernardo y Portuguesa, el brasileño Arjuna Luiz Venutto Ramos (17 años) —apodado ‘Pelé’— cayó sobre el césped en medio de convulsiones y falleció debido a un paro cardíaco. El 5 de setiembre el jugador sueco Víctor Brannstrom (29 años) del Suecia Piteå murió por la misma causa.