José Alfredo Madueño / Autor del libro “Garra”
“No hay educación sin deporte, y no hay deporte sin educación”.
La máxima era citada frecuentemente por el profesor Carlos Cáceres Álvarez, nacido en París, de padre peruano y madre cubana, y graduado en Suecia. Considerado el padre de la educación física en el Perú, Cáceres había llegado a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) en septiembre de 1922, y dos años más tarde se convertía en uno de los principales promotores de la Federación Universitaria de Fútbol, hoy Universitario de Deportes.
En el gimnasio de la UNMSM, y bajo su dirección, los fundadores cremas comprendieron que el esfuerzo y la disciplina son el camino más seguro al éxito, no solo en el fútbol. Los entrenamientos a las seis de la mañana –eran estudiantes y debían partir luego a clases– fueron marcando el temple del grupo, y pronto llegarían los primeros partidos con la consecuente exhibición de un excelente estado físico, que sumado al hambre de gloria de aquellos jóvenes, marcaría diferencias rápidamente en el fútbol limeño de entonces. Garra, le llamarían después.
El 3 de mayo de 1925, la Federación Universitaria de Fútbol venía perdiendo ante José Gálvez de La Victoria por dos goles a cero. Mario de las Casas, 24 años, fundador, defensa y capitán del cuadro crema, era también el más experimentado del equipo. Y la oportunidad hizo al caudillo. A poco del final, la joven 'U' igualó el marcador con dos goles de su capitán, que había abandonado la zaga en una actitud atípica y rebelde para una época donde los equipos usaban apenas dos defensas.
Con el correr de los meses, los universitarios fueron adoptando otros valores que terminarían de consolidar la identidad de sus equipos. Como contrapartida a la experiencia y habilidad de sus rivales, ellos debían imponerse por mayor despliegue físico. Entonces encontraron que el coraje podía ser uno de sus mejores argumentos; que, a falta de estrellas, todos estaban llamados a ser héroes; que la búsqueda del bien colectivo por sobre el lucimiento individual debería ser una ley inquebrantable de aquí a la eternidad.
La garra, entonces, fue una hermosa consecuencia que pinceló cada hazaña crema.
Porque garra tuvo el equipo que en 1928 venció a Alianza Lima en el ‘Clásico de los Bastonazos’. Y garra, además de dinamita en los botines, tuvo Lolo para ganar 6 títulos con la 'U', ser 7 veces goleador de primera división, y en 1944 sobreponerse a una operación a la hernia para aún convaleciente anotarle 7 goles a Rácing de Avellaneda en dos partidos consecutivos.
En 1947, en la peor campaña crema en torneos nacionales, Universitario debió apelar a su vieja garra para salvar la categoría, al voltear un marcador en contra y derrotar por 2 a 1 a Alianza, con un gol del tacneño Víctor Espinoza en el último minuto, que le permitió a la 'U' no quedar como colero absoluto. Garra también tuvieron los equipos que hicieron historia en la Copa Libertadores. Como aquel que venció a Rácing y a River Plate en apenas 48 horas, en las noches heladas de Buenos Aires, en 1967. Garra necesitó el inexperto Percy Vílchez para anotarle 3 goles al legendario arquero Manga, del Nacional uruguayo en 1972, y con garra la 'U' le volteó el partido a Peñarol en 1975, escribiendo una de las páginas más emotivas de su historia.
En 1985, debutó en Universitario un flaco pendenciero y achorado que desde pequeño tuvo que sacar la garra para voltearle el partido a la vida: José Carranza llegó para entrar en el corazón de la hinchada y convertirse en uno de los máximos referentes de la identidad crema. Garra tuvo el equipo de Ángel Cappa en el 2002, para coronarse campeón del Torneo Apertura con seis meses de sueldos impagos. Garra tuvieron los chicos de las canteras para sacar del camino a Alianza y vencer a Boca Juniors en la Libertadores Sub 20 del 2011.
Garra también tienen los hinchas que se ponen de pie para organizar colectas y partidos benéficos, todo con el fin de pagar la planilla de su equipo y así evitar el descenso por incumplimiento de pagos, y garra demostraron los hinchas que hace un año salieron a las calles a gritar que la 'U' no es un equipo de fútbol, sino que es parte de la cultura e identidad nacional, parte del pueblo mismo, y que ese pueblo merece la oportunidad de reconstruir sus instituciones emblemáticas.
Ya sea durante 90 minutos o durante 90 años, la garra de la 'U' sigue siendo la que le imprimieron sus fundadores, la misma que ha trascendido a los tiempos y es muchas veces un modelo de vida para los hinchas de toda edad, que encuentran en los valores de su club una forma de enfrentarse al mundo y salir airosos.
No en vano el grito más furibundo que baja de las tribunas es aquel que, ante la ausencia de lo más preciado, sentencia que la camiseta crema se tiene que sudar. Hoy y siempre. En la cancha y fuera de ella.