A mediados del año pasado, en plena fiebre por Rusia 2018, Lionel Messi fue portada de la revista neoyorquina “Paper Magazine”. La imagen era poco más que excéntrica: el ‘10’ del Barcelona posaba junto a una cabra. La ‘Pulga’ no es de signo capricornio (es cáncer), ni tampoco ha manifestado que ese sea su animal predilecto. ¿Qué quiso representar esa fotografía que muchos recordaron cuando se confirmó su sexto Balón de Oro? “Goat” es cabra en inglés, pero también es el acrónimo de “Greatest of all time”, es decir: el mejor de la historia. Este galardón no solo es para Messi un trofeo más para su poblada vitrina, sino también es una victoria anticipada en la batalla de todos los tiempos con Cristiano Ronaldo.
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En las redes sociales del Barcelona rebautizaron a Messi como “6OAT”, cambiaron la “G” por el “6” en alusión a este Balón de Oro que, quizá, cobre un valor extra con el paso de los años. En tiempos de tantas dualidades para elegir al número de algún deporte (Federer-Nadal en tenis para citar un ejemplo), ya el debate ha comenzado a concluirse con el uso de estadísticas. A Roger y a Rafa les cuentan los Grand Slams ganados, mientras que en el caso de Lionel y Cristiano la acumulación de Balones de Oro puede comenzar a hacer la diferencia en esta guerra de las galaxias. Los defensores del portugués dirán que CR7 tiene 5 Champions contra 4 del rosarino. En cambio, los fanáticos del crack azulgrana recordarán que Messi es dos años menor. El número se viste de argumento poderoso. Nadie tiene seis Balones de Oro.
Desde hace más de una semana, algunos medios ya daban como ganador a Messi en esta premiación de la revista “France Football”, con votos de periodistas de todo el planeta. Con esa inspiración, Lionel saltó a la cancha del Wanda Metropolitano el último domingo. Fue la figura total de ese partido ante el Atlético Madrid, anotó el único gol y comenzó a cerrarle el paso a los detractores que siempre le recordarán que con su selección ganó muy poco (o casi nada). Este sexto Balón de Oro supera cualquier reconocimiento al rendimiento fugaz, más parece un premio honorífico a la trayectoria.
Y si repasamos los criterios del Balón de Oro no estamos tan lejos de esta afirmación. Son tres variables las que se miden: rendimiento en el año, clase del jugador (talento y fair play) y la carrera del futbolista. Si sumamos todo esto, es difícil cuestionar la elección de Messi. Solo en la segunda mitad del 2019, el promedio goleador de Lionel ha sido casi de 0.7 tantos por encuentro disputado. Al margen de la eliminación ante el Liverpool en Champions o ante Brasil en la Copa América, lo de Lionel quizá no ha sido estratosférico como en el Barza de Guardiola o de Luis Enrique, pero es una prueba constante de vigencia.
Antoine Griezmann, campeón mundial vigente,estuvo entre los tres mejores hace doce meses y hoy ocupó el puesto 18. El croata Luka Modric, finalista en Rusia 2018 y ganador del último Balón de Oro, tuvo que entregarle el trofeo a Messi sin estar ni siquiera en la lista preliminar de 30 futbolistas top.
Jürgen Klopp dice que el fútbol es de los niños y que por eso sonríe hasta cuando pierde. La historia de Lionel es de un héroe de dibujos animados, sin oscuridades y con un mensaje tan simple como positivo. Mateo Messi, su hijo de cuatro años, es el símbolo de todos los pequeños del mundo que se emocionan con cada gol de la “Pulga”. Cuando vio el enorme trofeo de su padre, se acercó sin dudarlo para darle un beso de portada. Hay algo que los niños entienden muy temprano, como lo hizo Lionel en alguna cancha de Rosario: el balón siempre será tu amigo.