Una de las grandes preguntas que se hace a los deportistas de élite es cómo hacen para mantener vivo el deseo de ganar luego de una carrera llena de victorias. Otra de las dudas es cuándo se debe retirar un campeón. No hay respuesta sencilla que aplique a todos los casos y algunas disciplinas, como el boxeo, son particularmente crueles al momento de contestar, pues lo hacen a golpes en un ring. La noticia del último fin de semana, sin embargo, no ha sido esa. La noticia ha sido que Pacquiao todavía tiene juego para dar.
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El caso del filipino es excepcional. Se trata del único púgil de la historia que ha sido capaz de obtener títulos en 8 categorías distintas. Su lista de méritos ocuparía varias páginas, por lo que podríamos resumir su foja de servicios de una forma: compite por ser uno de los mejores “libra por libra” de todos los tiempos.
Pero a los 40 años, es sin duda un profesional en retirada. O al menos eso es lo que se pensaba desde que cayó aparatosamente en su cuarta contienda contra Juan Manuel Márquez y, luego, fue derrotado por puntos ante su némesis, Floyd Mayweather Jr, en una pelea que debió celebrarse por lo menos un lustro antes. Luego de derrotar a Matthysse y a Broner, sin embargo, parecía que ‘Pac-Man’ buscaba una salida decorosa para su carrera, por lo que fue una sorpresa que retara al campeón invicto 2 de la categoría welter, Keith Thurman, contra quien se expuso a un castigo severo. El norteamericano, con 22 KO en 29 peleas, tenía pólvora suficiente para sostener su apodo: ‘One Time’.
La pelea mostró otra realidad. En el primer asalto Pacquiao lanzó una combinación suficiente para que Thurman se desplome. En los cinco primeros rounds, haciendo gala de un juego de piernas digno de un jovencito y de esos extraños ángulos de ataque con los que el asiático forjó su gloria, dominó la contienda. Thurman reaccionó hacia el sexto e impactó varias veces al retador, pero éste encajó los golpes mostrando una capacidad de asimilación asombrosa. Con el pleito nivelado Pacquiao alcanzó el desequilibrio con un golpe al cuerpo que dobló en dos a su rival, una izquierda al hígado que milagrosamente no lo tiró al piso, aunque fue suficiente para calificar el décimo episodio con dos puntos de diferencia. A pesar de ello, ambos ofrecieron hasta el último segundo un combate pleno de intercambios que satisfizo a todos los espectadores.
Pacquiao obtuvo la victoria por decisión dividida y Thurman pidió la revancha. No es claro que el filipino la vaya a aceptar. Lo lógico sería que aproveche este momento para retirarse, pero para estos fenómenos es casi imposible conciliar la ambición con la prudencia. No se le podrá reprochar nada en tanto siga demostrando que puede cargarse a cualquiera.