Andrea Almarza, Sol Romaní y Saida Salcedo viven su mejor año deportivo: bronce en los Panamericanos Lima 2019 y oro en en el Karate 1 Series A de Santiago de Chile; sin embargo, esto es solo el impulso necesario para lo que se les viene a las integrantes del equipo peruano femenino de kata. Su principal meta en el ámbito deportivo es el Mundial del próximo año, pero su objetivo humano es hacer que el deporte cobre la relevancia necesaria en el país.
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Con tres historias muy distintas, las chicas han confluido en un sólido equipo que cada día se compenetra más. Si bien en noviembre cumplirán dos años “oficiales” como equipo, su historia en el deporte data de mucho tiempo atrás.
Andrea se inmiscuyó en la disciplina del karate desde muy pequeña. Se enamoró del deporte por los movimientos y la destreza que requiere. Por su parte, Sol ingresó al mundo del karate por una herencia familiar, ya que todos sus hermanos lo han practicado. Saida lo hizo por salud y descarte: le recomendaron que haga deportes descalzos por tener pie plano. Debido a su hiperactividad, eligió portar un obi (cinturón) como modo de vida.
Las tres afirmaron sin dudar que nunca pensaron en competir cuando iniciaron en este mundo. Incluso, Sol expresó lo siguiente: “Cuando comencé era muy mala. Mi sensei me comparaba con una compañera y me exigía más fuerza. Luego empecé a entrenar a doble horario y mejoré. Con esfuerzo se puede llegar lejos”.
Más que un equipo, una familia
La transición fue complicada, ya que en karate existe mucha competencia y en su modalidad, que la conforman equipos de tres, representar al país significa un hito importante. Andrea al principio no estaba tan convencida: “No quería entrar (a la preselección) porque no me sentía preparada. Tenía mucha incertidumbre, pero luego me dejé llevar por el amor que siento por el deporte. Si miro atrás siento que no me equivoqué, pero aun hay más por lograr”.
La disciplina obliga a cambiar constantemente de equipo; sin embargo, eso quedó de lado a raíz de Lima 2019. Desde noviembre de 2017, se formó el equipo que se ha mantenido junto hasta hoy. Pese que ahora hay mucha confianza, sonrisas y buen ambiente, no todo empezó así.
“Con el correr de los campeonatos mejoramos bastante. Al inicio costó porque tenemos personalidades distintas, quizás Sol un poco más timorata, yo expresiva y Andrea jovial. Nuestro principal problema era comunicativo, ahora ya sabemos leernos sin necesidad de gritarnos, aunque aun nos falta. Salimos juntas fuera del karate y hemos formado una familia, pero cuando lleguemos al punto máximo de confianza podremos decir que estamos preparadas para ser campeonas mundiales”, expresó Saida.
Lima 2019, la competencia que no fue y el impulso para el futuro
El equipo femenino consiguió la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos Lima 2019. No obstante, pese a sonreír en la ceremonia de premiación, por dentro tenían sentimientos encontrados.
Andrea lo explica: “Asimilamos rápido no llegar a la final pero lo que más nos dolió fue no haber competido por la medalla de bronce. Nosotras somos potencia en bunkai, queríamos mostrarle a los nuestros de lo que somos capaces, mucha gente preguntó por eso. Nos causó desilusión, pero a la vez lo tomamos como motivación. En Chile ganamos con un kata nuevo, vencimos a las subcampeonas mundiales (España), nos demostramos que estamos para grandes cosas”.
¿Y ahora qué sigue? Las chicas esperan que el año termine con otra competencia, pero eso dependerá del apoyo que puedan recibir. El máximo objetivo ya está trazado: el Mundial del próximo año.
“Apuntamos al podio Mundial. Estamos a un año de esa competencia. No importa el color de la medalla, es muy difícil prometer ser campeonas del mundo. Desde el 2006 que no se consigue un bronce, deseamos eso”, apuntó Saida.
“Prefieren transmitir una Copa América que un Sudamericano de karate”
No es una denuncia o queja, es una realidad. El karate es uno de los deportes más laureados a nivel nacional y no tienen la exposición que merecería, o al menos, que ellas consideran justo.
“Hay muchos campeones aquí que no son reconocidos. Mil veces van a preferir trasmitir una Copa América que un Sudamericano de karate. Es una desventaja, pero ya no nos afecta. Nos motivamos con ello. Lima 2019 sirvió para se interesen en nuestro deporte, nos vamos felices porque hay niños que ya no solo se limiten a un balón, conocen otros deportes”, cuenta Andrea.
Si bien las tres tienen el apoyo de empresas privadas, que lo ganaron en competencia, ellas esperan que esto se masifique para que más atletas puedan desarrollarse.
Saida propone una salida: “Deben unirse atletas, gobierno, empresas y medios de comunicación. Eso sucede en países desarrollados y les funciona para tener atletas más capacitados. No estamos a la altura de otros países para pensar en campeonatos del mundo pero vamos por buen camino. Esperamos que esto no termine acá”, sentenció.
Por último, Sol reveló un fenómeno que viven los atletas que participaron en Lima 2019: “Sí, algunos nos ven como ejemplos, pero debemos saber aceptarlo y no desviarnos ni cambiar nuestras personalidades. Es una responsabilidad enorme. Es lindo pero puede ser perjudicial”.