Por Francessca HuanéUn administrador de profesión que en el año 2015 se decidió por empezar una vida deportiva asociada al running. “Vi por televisión a Raul Pacheco corriendo en los Juegos Panamericanos de Toronto y me llamó la atención la idea de correr. Y como estaba cerca una carrera que organizaba la municipalidad de Lima me inscribí”, dice Carlos Sangama atleta paralímpico.
Nació en el departamento de San Martín y desde muy pequeño ayudaba a su familia en la comunidad de Nueva Florida a sembrar maíz. “Yo a los 11 años como todo niño era inquieto y en una de esas tuve un accidente con una maquina. Eso me hizo perder el brazo”. Carlos recuerda que en esos momentos sus papás fueron su mayor apoyo. “Ellos me inculcaron que siga adelante que no era diferente y que podría hacer una vida normal”.
Cuando el tenía 14 años, por motivos de estudios, sus papás decidieron venir a Lima. Estudió una carrera técnica y ejerció como administrador, pero eso no lo hacía feliz. Cuando participó en la carrera de la municipalidad de Lima una profesora de atletas paralímpicos vio potencial en él.
ATLETA DE FONDOEmpezó a entrenar como velocista y con tan solo 7 meses de entrenamiento fue a una competencia en Brasil. Ganó la medalla de oro en los 1500 metros y medalla de bronce en los 5000 metros. “Después de eso mi profesor Miguel Calmet me dijo que tenía potencial para ser un atleta de fondo, pero que si quería destacar debía ir a Huancayo. Así que dejé todo y me fui”, cuenta Sangama.
Viajó en marzo del 2017 y desde entonces entrena junto a los chicos del Programa Nacional de Maratonistas. Aunque él no tiene un cupo son sus compañeros quienes lo apoyan con las comodidades “Efraín Sotacuro (atleta paralímpico) es quien me ayudó muchísimo. Gracias a él uno de los chicos –Jerson Orellana- que pertenece al programa me cedió su hospedaje, porque no lo necesitaba, ya que vivía en Huancayo”. Lo mismo sucede con las comidas, son sus compañeros quienes comparten con él los alimentos, pues si bien entrena junto a los chicos del programa él no pertenece a este.
“Yo soy de las personas que cuando veo algo y quiero algo no lo dejo. No paro hasta conseguirlo. Llegué a Huancayo con 30 soles y gracias a mis compañeros puedo seguir entrenando”. Carlos Sangama dice que el deporte le ha dado todo: la disciplina, la responsabilidad y hasta habilidades sociales que antes no tenía desarrolladas. “Ahora estoy enfocado en bajar mi marca para obtener un cupo en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Es mi meta y sé que lo voy a lograr”.