Klopp realizó una revolución en el Borussia Dortmund a través de tres pilares: transiciones (presión alta y repliegue en bloque), precisión técnica (con apoyo tecnológico) y una vocación ofensiva basada en el respeto al espectador pagante. Amenazó así la primacía del Bayern Múnich y logró implantar un estilo que, además de ser sumamente atractivo a la vista, se posicionó como una “tercera vía” ante las dos corrientes que han prevalecido en la última década: el juego de posesión de Guardiola y el conservadurismo pragmático de Mourinho. Se puede, claro, mencionar otras opciones intermedias, como las que propusieron Simeone y Emery, pero ese es materia de otra publicación.
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En el club inglés, el entrenador alemán ha logrado añadir algunas variables a su propuesta. La que más salta a la vista es la fisicalidad, una adecuación necesaria a la idiosincrasia del fútbol inglés, para lo que se vale de un grupo bastante sólido de roperos como Van Dijk, Lovren, Milner y Henderson.
El otro aporte es la versatilidad táctica, que le permite convertir el 4-3-3 en 4-5-1 cuando se repliega, o juntar líneas y sobre poblar el mediocampo para impedir el progreso rival (como se vio ante el City), o liquidar partidos cerrados a través de viejas fórmulas como el contraataque. Los recursos de este Liverpool parecen infinitos y esa ductilidad parece ser la clave de una propuesta que bascula de acuerdo a la oposición que tiene en frente. Los equipos chicos son arrollados o superados con “madurez”, como ocurrió el último fin de semana cuando despacharon sin problemas al Wolverhampton, mientras que las grandes insignias sufren un tratamiento a medida, como les pasó a los dos Manchesters.
Sin embargo, los retos que se erigen frente a los ‘Reds’ no son pocos. La consistencia es un mérito de orden mayor; el ajustado fixture de Navidad es una costumbre británica que tiende reparar sorpresas y a sobrecargar la carga de los planteles justos; finalmente, cuando un líder se distancia del primer pelotón se transforma en un objetivo y pierde margen de error. De aquí al 3 de enero Klopp deberá poner a prueba su invicto ante tres rivales alineados en orden ascendente: el Newcastle en Boxing Day, Arsenal dos días antes de Año Nuevo y el Manchester City como clausura de este tour de force.
Esta temporada la Premier League cuenta con un alto valor simbólico para los amantes del pizarrón. Mourinho fue despedido por practicar un fútbol rácano y caduco que no sirve más como apuesta. Emery tiene el reto de actualizar al Arsenal pero con medio año de trabajo su proyecto recién inicia. Sarri trata de encontrar en los viejos valores italianos una fuente de renovación para el Chelsea. Pocchettino, quien más cerca está de competir con los punteros, ha construido un Tottenham superofensivo con cracks como Kane, Son, Erikssen y Alli. Y Guardiola, el campeón vigente, enfrenta por fin un reto digno ante un rival que ha construido su idea como una evolución de la suya. Estas fiestas también se pueden pasar frente al televisor.