HORACIO ZIMMERMANN (@Horacon) Redacción online
El proceso de Sergio Markarián se terminará en octubre. El técnico dirá adiós a los peruanos sin haber cumplido la meta de ir al Mundial. Cuando el entrenador uruguayo recién llegó al país afirmó: Para clasificar al mundial hay que hacer un buen equipo, jugar bien y ganar, lo demás es hojarasca. No lo logró. Aquí un análisis futbolístico del proceso eliminatorio de la selección peruana:
1. ¿Hizo un buen equipo? No. El técnico no consolidó un equipo de rendimiento sostenido en dos partidos seguidos. A quienes afirman que Perú se hizo un equipo competitivo con Markarián, pregunto: ¿ser competitivo es hacer tres buenos partidos (Paraguay y Argentina en Lima; Bolivia de visita con un equipo B) y un par de buenos tiempos (Venezuela, Chile) de 14 jugados? ¿Ser competitivo es haber estado siempre por debajo del quinto lugar? ¿Ser competitivo es haber sumado 1 punto de 21 de visita?
Estamos en el lugar que merecemos. La tabla no miente. Ser competitivo es ganar 2 partidos seguidos en una fecha doble en cinco días. Ser competitivo es tener un equipo con rendimiento consistente, que otorga pelea a los mejores. Sí, el equipo tuvo picos altos (como ante Paraguay y Argentina), eso se reconoce, pero no supo sostener ese rendimiento en los demás encuentros, y eso no es ser un equipo competitivo, es ser un equipo irregular. A la larga, la única regularidad del equipo fue hacer partidos discretos, como ante Paraguay en Asunción, y el de ayer con Venezuela.
2. ¿Jugó bien? Tuvo momentos buenos en el mediocampo con Cruzado, Ramírez, Mariño y el mismo Farfán; no obstante, la balanza tira más hacia los momentos malos. El equipo fue uno de local y otro de visita, pero en ambos casos careció de una identidad de juego definida. El técnico sobrestimó al cuarteto de ofensiva conformado por Vargas, Farfán, Pizarro y Guerrero. Creyó tanto en ellos que se hizo rehén de la idea de ponerlos siempre sin tomar en cuenta el momento (futbolístico y físico) de cada uno (Vargas jugó con sobrepeso, Farfán intoxicado, Guerrero fundido y Pizarro resfriado).
Priorizó la jerarquía individual en lugar de una idea de juego colectivo, a tal punto de modificar en algunas ocasiones su sistema de juego. Y eso le costó más de la cuenta. Cuando llegó tenía en mente el 3-4-3, luego el 4-3-3 y terminó jugando 4-4-2, con Pizarro y Guerrero como delanteros. Si Paolo explotó en la Copa América y destaca en el Corinthians fue como único ‘9’. Sin embargo, el técnico no fue capaz de sentar a sus ‘preferidos’ en beneficio del equipo. No tomó en cuenta que los picos más altos se dieron cuando no estuvieron los cuatro juntos, y continuó optando por ellos a ciegas. Perú generó algún desnivel a través de su poder individual, mas no a través de su capacidad para asociarse.
En el plano defensivo la selección fue incapaz de reeditar la seguridad que mostró en la Copa América. Por el contrario, fue insegura, sin oficio, descontrolada (el partido ante Venezuela fue un caos). Si algo caracterizaba a Markarián era la seguridad defensiva que sus equipos solían tener. Sin embargo, fuera de Lima la bicolor no fue el típico equipo del viejo Markarián. Fue ligerito en defensa e incluso ante Chile y Ecuador en Lima, la figura fue el arquero Raúl Fernández.
3. ¿Ganó? Rompió algunas rachas negativas tras ganarle a Ecuador y Chile en Lima que, a la larga, permitieron estirar la agonía de la selección en las Eliminatorias. Si algún mérito visible hay es haber ganado de local a estos rivales, que están muy por encima de nosotros, en ránking, estructura, competencia y todo. Eso sí, se perdieron los dos decisivos en la recta final: ante Uruguay en casa y Venezuela en Puerto La Cruz. Y la realidad nos golpeó en la cara y nos volvió a noquear. Y aún falta la Argentina de Messi en Buenos Aires.
Que no hay jugadores, que Burga, que el sistema poco competitivo, que el árbitro; es cierto, influye en la involución del fútbol peruano en general (ojo, a Chemo y los demás también les tocó un torneo pobre con una organización podrida), pero a la larga todo esto continúa solo siendo “hojarasca”. Incluido el trabajo de tres años del propio Markarián, quien adelantó el adiós dejándonos casi en idéntica condición (en la tabla y en el universo de jugadores) que Chemo del Solar.