Stefano Tsitsipas (Atenas, 1998) toma el plumón rojo tembloroso para estampar su firma en el vidrio de la cámara. En el territorio en el que el español es considerado uno de los mejores de la historia, el tenista heleno escribe su propia gesta y lo vence tras dos horas y treinta y cuatro minutos de batalla. “Caja Mágica”, dibuja con una sonrisa más de incredulidad que de alegría. Le acaba de ganar a Rafael Nadal y disputará su segunda final de un Masters 1000.
Apodado como 'El Rayo', Tsitsipas se desliza por el terreno de juego gracias a sus grandes zancadas. Apoyado en sus casi dos metros de altura, de brazos y piernas largas, el tenista griego juega con la diestra a una mano y tiene un golpe de revés épico. Valiosa arma que le benefició en el último set ante Rafael Nadal en el ATP Masters 1000 de Madrid.
Su padre desde pequeño descubrió que Tsitsipas tenía talento, pero no fue hasta los diez años , luego de que consiguiera ganar un torneo en el que sólo fue para ver, cuando el niño se decidió y le contó entre sueños de medianoche que quería jugar tenis profesional.
“Ese día mi hijo me despertó en medio de la noche y me dijo: 'Papi, tengo que decirte algo: quiero ser jugador de tenis, me gusta competir y me gusta el desafío'”, recuerda con los ojos rojos el padre de Stefano Tsitsipas en una entrevista para Ubitennis.
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En el 2015 Stefano Tsitsipas casi muere ahogado en el Mar Egeo. Zona históricamente bélica, un joven ateniense luchaba por su vida a los 16 años, teniendo como rival a la olas del mar. “Nos metimos en el agua con unos amigos y la corriente nos fue llevando. Empecé a tragar agua. Me estaba ahogando. Fue la única vez en mi vida que sentí que me moría, una sensación horrible de que todo se terminaba ahí”, recuerda Tsitsipas ante una cámara de la ATP.
El griego se salvó gracias a su padre. Apostolos Tsitsipas logró rescatar a su hijo de los brazos del mar. “Mi papá, que nos miraba desde la orilla, se metió, nadó hasta nosotros y me tiró con fuerza hasta una roca. Ahí pude volver a respirar con normalidad y después, lentamente, volvimos a la costa. Una experiencia muy fea que nunca olvidé”, pronunció el joven del momento, destinado a tomar el número 1 del ATP en un futuro no muy distante. “Sentí que Dios me quiso dar una segunda oportunidad y cambié mi forma de pensar”. Un año después de aquel dramático suceso ingresó al ránking profesional del ATP.
Destinado a la raqueta desde su concepción, el padre de Stefano estudió para ser entrenador del deporte blanco y su madre fue tenista profesional. Ellos se conocieron en un campeonato en Grecia. Apostolos era juez de línea y Julia jugaba por Rusia.
A los tres años ya jugaba tenis, y a los diez se dedicó por completo a ello. Su padre se abocó íntegramente a entrenar a su hijo, y el niño -alto y rubio- terminó las clases del colegio por internet.
Stefano se ha convertido en toda una celebridad en Grecia. El año pasado llegó a la final del Masters de Toronto. Venció en segunda ronda a Thiem, en tercera ronda a Djokovic, en cuartos a Zverev y en semifinales a Anderson. Perdió contra Nadal por 6-2 y 7(7)-6(4). Era la segunda vez que se enfrentaban. Anteriormente también había caído ante el español en la final de Barcelona. Y posteriormente, en la semifinal del Australian Open, también cedería ante el poder de 'Rafa'. Todavía era demasiado para 'El Rayo'.
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Pero este sábado 11 de mayo del 2019 quedará por siempre en la historia de Stefano Tsitsipas. Le acaba de ganar a Rafael Nadal en un partido míticos y escribe su epopeya pues disputará la final del ATP Masters 1000 de Madrid ante Novak Djokovic. Sea cual sea el resultado, este lunes se elevará a la séptima posición del ránking ATP. La mejor ubicación alcanzada nunca antes por un tenista griego.
“Mi superficie favorita en la hierba… pero en tierra es donde mejor juego”, expresó en una entrevista tras conseguir una victoria más. “Stefanos tiene la frescura de la juventud y la tranquilidad de las oportunidades aún por vivir”, escribió Toni Nadal en 'El País' no hace mucho tiempo. Ahora también posee experiencia y el respaldo de haberle ganado a los mejores de nuestra época, quizá para convertirse, pronto, en uno de ellos.
Quizá mañana Stefano Tsitsipas también despierte a su padre Apostolos entre sueños de medianoche. Para recordarle que le ganó a Djokovic en la final de Madrid y que consiguió su primer Masters 1000, para orgullo de él y de Grecia.