Italia no solo es el foco de la epidemia del COVID-19 en Europa sino también la economía más débil de la región. Y el coronavirus lo golpea donde más le duele, ya que los extranjeros dejan de llegar de visita a sus tesoros artísticos o para comprar sus apreciados productos artesanales, sean moda, alimentos o diseño.
La tercera economía de Europa ha sido por mucho tiempo la de crecimiento más lento de la región y, para colmo, la que registra la cifra más alta de infecciones con el virus fuera de Asia.
Poblaciones enteras están en cuarentena en el norte, el corazón de los sectores industrial y financiero del país. Las aerolíneas han reducido los vuelos al país, lo cual significa que se esperan menos viajeros en el orden de millones, y esto ocasionará pérdidas multimillonarias a hoteles, restaurantes, sitios turísticos y muchos otros.
Se pronostica que Italia volverá a caer en recesión, lo cual pesará sobre la economía europea en general, ya que los países que se enfocan en el comercio, como Alemania y Francia, se verán afectados por los trastornos a las cadenas de suministro globales y los viajes.
“Me están cancelando hasta junio”, dijo Stefania Stea, dueña de dos hoteles en Venecia, donde la cancelación del Carnaval vació la ciudad en una sola tarde y redujo la tasa de ocupación a un 1%-2%, algo sin precedentes.
Stea, vicepresidenta de la asociación de hoteleros venecianos, sufre cancelaciones por valor de 7.000 a 10.000 euros (US$7.700 a US$11.000) diarios para sus 39 habitaciones, actualmente desocupadas. “Solo recibo reservas para Navidad o Año Nuevo, de gente que espera rebajas”, señaló.
Se pronostica una contracción de la economía en este trimestre, que sería de 0,3% según el economista Francesco Daveri. Después de la contracción inesperada en el último trimestre de 2019, significaría que Italia está en recesión técnica.
Funcionarios de turismo proyectan una baja de 32 millones de visitantes extranjeros y una pérdida de 7,400 millones de euros en el segundo trimestre, antes de la crucial temporada de verano. Las aerolíneas extranjeras están cancelando vuelos a Milán, la capital financiera y de la moda, y a Venecia, uno de los destinos principales.
La industria del turismo deplora lo que considera la cobertura periodística confusa y llena de exageraciones, que genera quizás mayor preocupación de lo que merece entre italianos, viajeros y socios comerciales.
"Desgraciadamente, pagamos el precio de una comunicación periodística que ha sido más letal que el virus”, dijo Luca Patane, presidente de la cámara turística Confturismo-Confcomercio.
Antes del arribo del virus, el sector de la moda proyectaba una contracción de 2% en el primer semestre. La cifra se basaba en la caída del gasto de los consumidores chinos, los mayores compradores de artículos de lujo del mundo y que representan el 35% de las ventas globales.
Ahora el virus, que se originó en China, aleja a los turistas del distrito MonteNapoleone de Milán y la via Condotti de Roma, al tiempo que se extiende a los mercados cruciales de Estados Unidos y Europa. Resta por verse hasta qué punto el virus impactará el resto de la economía italiana.
Las autoridades han aprobado un plan de 7.500 millones de euros que incluye disposiciones para ayudar a las empresas más pequeñas con el empleo a corto plazo. El Banco Central Europeo podría ajustar sus tasas de interés la semana entrante, pero éstas ya están cerca o debajo de cero y difícilmente el abaratamiento del crédito será de gran ayuda para un sector empresario ya trastornado.