[Por Ana Reátegui, Directora de Educación Ejecutiva en ESAN] El Banco Central de Reserva (BCR) redujo la tasa de referencia de 2,50% a 2,25% el pasado jueves (7/11), usando así una de sus herramientas de política monetaria, buscando provocar la disminución de la tasa de interés interbancaria, y en general buscando reducir los costos de financiamiento. En términos reales, si esta tasa se compara con una inflación proyectada de 2%, el costo del dinero se ubica en 0,25%.
En este contexto, se esperaría que las empresas puedan acceder a mayores fuentes de financiamiento para sus proyectos e incrementar las inversiones privadas, variable que ha ido perdiendo impulso en los últimos años, y que resulta clave para generar el empleo.
Sin embargo, el siguiente año se iniciará en un entorno de elecciones parlamentarias, y casi inmediatamente se iniciará la campaña para la presidencia en el 2021, lo que seguramente implicará que los agentes económicos observen con mayor cuidado y posterguen alguna de sus inversiones hasta luego de conocer a las nuevas autoridades nacionales, independientemente de los estímulos que realice el BCR. Así, podríamos estar frente a un panorama con poca actividad económica en los dos próximos años.
La decisión del Banco Central también se da luego de los resultados conocidos respecto al gasto del Gobierno. Según información del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el porcentaje de ejecución alcanzó el 46% a octubre último, ratio por debajo de lo observado en los últimos ejercicios, con lo cual pierde fuerza uno de los motores de la economía.
En el plano internacional, esperamos mejores noticias respecto a las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, lo cual ayudaría a la consolidación de nuestra balanza comercial positiva, lo que nos favorecería; también ayudaría a la estabilidad del tipo de cambio para el 2020.
En este coctel de variables macroeconómicas, nos resta poner especial atención a la evolución del consumo, ya que buena parte de él depende del desempeño de estas variables, precisamente. Las expectativas de la población también son claves, mejorarlas es responsabilidad de quien hoy dirige la economía nacional. Se espera siempre una comunicación fluida con datos claros y, sobre todo, objetivos concretos. Esto debería ayudar a pasar el turbulento contexto político en el que estamos inmersos.