No será el Maracaná, pero nuestras frutas y hortalizas se lucirán tanto o más que el equipo de Gareca en el stand de 240 m2 que el Perú tendrá en la próxima edición de Asia Fruit Logística, que se celebrará del 4 al 6 de setiembre en Hong Kong.
Es que el Perú será el primer país invitado de honor del evento que se realiza desde hace trece años y al que en el 2018 asistieron 13.500 compradores de todo el mundo. El constante crecimiento de las exportaciones de frutas y hortalizas peruanas (al 20% anual en la última década) fue lo que convenció a los organizadores.
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El plan del Gobierno es poner en vitrina Superfoods del Perú, una marca sectorial lanzada en la versión europea de la feria en Berlín el 2017, que destaca la funcionalidad de alimentos priorizados en un mundo que valora cada vez más comer sano.
Entre ellos están los arándanos y la palta, la uva y el mango, frutas de las que nuestro país es el segundo, tercero y quinto proveedor global, respectivamente.
¿Cómo mantenernos en estas grandes ligas alimenticias y aprovechar la exposición en Asia en el mediano y largo plazo, en un contexto de guerra comercial entre EE.UU. y China?
Jessica Luna, gerenta general de Cómex, quien es optimista sobre el final de la turbulencia entre las dos potencias, llama a “estar preparados”. “Deberíamos estar invirtiendo en proyectos de irrigación y cuando empiece a subir la demanda, llegar a los mercados”, señala en alusión a la demora en la implementación de obras como Majes Siguas II y Chavimochic III. No menos importante, dice, sería extender los beneficios de la ley de promoción agraria para alentar la inversión privada en plantaciones.
Al respecto, Gabriel Amaro, gerente general de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), reconoce que si el Perú fue elegido como aliado de la feria es porque es reconocido como un proveedor confiable, una reputación que ha ganado con el tiempo.
En ese sentido, ante la falta de nuevas áreas en la costa, se podría avanzar hacia la sierra, señala. El experto en frutales, William Daga, lo confirma y explica que se podría diversificar la canasta entre los 800 y 2.200 m.s.n.m., con ciruelas, cerezas, manzanas de variedad premium y frambuesas, ya que calzan con la demanda asiática por su color intenso y dulzor.
Aunque opina que en la costa aún se puede crecer (priorizando cultivos por demanda hídrica y valor), Roberto Falcone, gerente general de Agroindustrias AIB, no desestima la oportunidad de la sierra. Lo dice desde la experiencia: hace 12 años probaron sin éxito alcachofa en Ayacucho. “Sí es una oportunidad, pero hay que mitigar los riesgos”, afirma y los enumera: fragmentación de la propiedad, dificultades de acceso vial, conflictos sociales, disponibilidad de la mano de obra y clima extremo.
La calidad también importa -en costa o sierra-, en especial en Asia, donde este factor define el precio, explica Luis Corvera, gerente general de Fresh Fruit Data. En ese sentido, subraya la necesidad de “cuidar” los mercados ya abiertos. Menciona el caso de rechazos recientes en Japón de palta, cuyo protocolo fitosanitario se negoció durante 8 años. “Hay que hacer seguimiento de la cadena logística”, enfatiza, sobre la distancia que separa al Perú de Asia.
¿NUEVAS REGLAS?El clima de negocios global creado desde el año pasado por los gobiernos estadounidense y chino ha tenido hasta ahora impactos inesperados en el sector agroexportador.
En efecto, según cuenta Falcone, a mediados del 2018 tras el anuncio de un posible incremento arancelario de los productos chinos, los compradores estadounidenses adelantaron sus compras para aumentar stocks. “Dejamos de vender alcachofa en conserva y espárrago […] hasta que se consumió el stock”, sostiene y reconoce que en un inicio esperaban que la medida los favoreciera con mayores compras.
En el caso de la uva de mesa, los envíos a EE.UU. se vieron afectados por la reorientación de la fruta californiana al mercado interno en lugar de China, apunta Enzo Pareja, gerente comercial de Agroindustrial Beta.
La reciente devaluación del yuan (el miércoles pasado), también traerá cola. Considerando que no se espera una variación en el precio de los alimentos al consumidor chino, Falcone estima que la medida podría afectar a la baja el retorno al exportador, una contracción que podría ser hasta tres veces superior para los productores, considerando costos logísticos y de proceso, según analiza.
En Cómex, son cautelosos a la hora de comentar la noticia. “Vamos a ver qué pasa con el tipo de cambio”, dice Luna. “Es una situación complicada que se suma a la inestabilidad interna del Perú”, comenta y pone paños fríos a la expectativa, aunque no le resta entusiasmo. “En el 2008 era el quinto sector exportador, hoy es el segundo”, refiere, sobre el agro.