Los más de 53.000 establecimientos educativos (50,4% del total registrado por el Ministerio de Educación – Minedu) enfocados en educación inicial, se han convertido en una clara muestra del interés que ha despertado este nivel de enseñanza en el mercado educativo actual.
Por eso no resulta extraño que en nuestro paso por avenidas principales o por calles poco transitadas, nos topemos con paredes multicolores llenas de dibujos, que dejan notar la presencia de decenas de entidades educativas dedicadas a la enseñanza de niños entre 3 y 5 años.
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Pero, debido a que el Estado –como señala Manuel Rodríguez, director académico de la carrera de Educación y Gestión del Aprendizaje de la UPC– no ha logrado cubrir las brechas existentes para atender la demanda por la educación inicial, ha sido el sector privado el encargado de ganar terreno en este mercado.
Solo en Lima, la plataforma Identicole del Minedu tiene registrados 5.347 colegios e instituciones privadas enfocadas en este grupo de niños que pertenecen a la primera infancia. Como era de suponer, Lima norte y Lima este acaparan gran parte de ese total, mientras que es en La Molina, Surco y Miraflores en donde se cobran las pensiones más altas.
CALIDAD VS. PRECIOPero, debido a que un mayor precio no siempre garantiza que la educación que se recibe sea de calidad, César Guadalupe, profesor de Ciencias Sociales y Políticas de la UP, sostiene que se debe poner especial énfasis en la supervisión y en la regulación para garantizar la calidad del servicio educativo que reciben nuestros niños.
“En realidad, dos tercios de los servicios educativos de formación básica ofrecidos por los privados en el Perú, no deberían operar porque son extremadamente precarios. Lamentablemente, en los últimos años se ha permitido que haya negocios rentables a costa de los estudiantes, a costa de la calidad de la educación, y eso nunca se debió permitir”, afirma.
En ese sentido, y tomando en cuenta que la oferta actual es bastante heterogénea, el docente recomienda replicar la experiencia de las universidades con la educación privada básica. “Así como se están cerrando universidades que nunca debieron existir, empecemos a hacer lo mismo con la oferta actual de la educación básica privada”, dice.
MÁS OFERTAAunque en las últimas décadas, la tasa promedio de fecundidad de las mujeres se redujo notoriamente (pasó de 6 a 2,2 hijos por mujer, según el INEI), dicha realidad no se condice con el número de instituciones enfocadas en la educación básica regular, sobre todo con las de educación inicial, que hoy superan largamente en número a las de primaria y secundaria.
Y si a pesar de los cambios en la estructura poblacional que genera la reducción de la tasa de fecundidad, seguirá habiendo –como asegura Javier Álvarez, gerente de Cuentas y Estudios Multiclientes de Ipsos Perú– demanda para las guarderías, cuna jardín, nidos y educación inicial, ¿hacia dónde debe apuntar esta oferta?
Para empezar, Fernando Farah, fundador y promotor de Villa Per Se –entidad que desde el 2015 promueve un modelo educativo basado en la metodología holística para niños desde los tres años– sostiene que se debe continuar poniendo especial énfasis en la profesionalización de la oferta, de la actual y de la venidera.
TENDENCIA A FUTUROAun cuando para Javier Álvarez, resultará difícil volver a ver el ‘boom’ que se produjo hace siete u ocho años, cuando hubo una explosión de colegios especializados en educación inicial en casi todos los distritos de la capital, el experto refiere que una tendencia que continuará ganando terreno en el mercado será la apuesta de aquellos colegios, enfocados por tradición en la educación primaria y secundaria, por un segmento relativamente ‘nuevo’ para ellos: la educación temprana.
Es que desde no hace mucho, varios colegios –básicamente de los segmentos A y B– han decidido ampliar su oferta educativa poniendo el foco en los niños de entre 3 y 5 años.
Para que esa ‘apertura’ del negocio vaya de la mano con la calidad, los expertos consultados por Día1 coinciden en señalar que quienes están detrás de estos colegios deben entender las diferencias que implica la enseñanza dirigida a niños más pequeños, que requieren de una infraestructura totalmente diferente a la que se usa en primaria y secundaria.
Frente a esos cambios, Javier Álvarez de Ipsos Perú, Manuel Rodríguez de la UPC y César Guadalupe de la UP, coinciden en que dicha tendencia no solo se mantendrá, sino que la oferta se expandirá hacia edades inferiores a los tres años, como viene sucediendo con un reconocido colegio de La Molina, que este año ha abierto un aula para niños de dos años.
De esta manera, no solo seremos testigos –como dice César Guadalupe– de la integración de los 14 años de la educación básica en una sola entidad educativa; también es probable que en unos años –como refiere Javier Álvarez– los colegios se sumen a la oferta de servicios que una mujer analiza cuando está embarazada, tal como sucede con los seguros y las clínicas.
Solo habrá que poner especial énfasis en garantizar que la educación que se imparte en estos centros educativos sea de calidad y en condiciones adecuadas.