“El último álbum que compré fue el de Francia 98 cuando casi clasificamos al Mundial. Después de eso, no tuve ganas de llenar un álbum hasta ahora”. Estaba en la oficina esperando para entrar a una reunión cuando me percaté que había dos colegas concentrados en algunos documentos que estaban encima del escritorio e intercambiando ideas. Grande fue mi sorpresa cuando al acercarme vi que eran figuritas del álbum para Rusia 2018, el motivo de tanta concentración.
“Profe, usted ya debe tener todo el álbum lleno”, me dijeron. La verdad no, pero tengo que reconocer el gran impacto social que tiene el hecho de llenar un álbum con las figuras de la selección peruana.
De pronto, las figuritas se volvieron la moneda de cambio en el mercado local. Ya no necesitamos las monedas de un sol o de dos soles. Lo que necesitamos son las figuritas de menor y de mayor valor. ¿Qué se puede conseguir con las figuritas? ¡Casi todo! Lo más básico es cuando cambias una figurita por otra u otras. Se toma como supuesto que ambas figuritas tienen valores similares para las personas que las intercambian. Pero aquí una precisión: existen tantos valores para una figurita como personas.
Fuera del intercambio básico entre figuritas, he visto que se han podido transar otras cosas. Sé que hay alguien que cambió sus figuritas por un café o un postre, otro que cambió figuritas para que alguien haga su trabajo, otro que ofreció un celular por una figura.
Ahora que se está poniendo en tela de juicio el valor del ‘bitcoin’ en el mercado internacional, les sugiero que vean en las figuritas del Mundial una buena alternativa para hacer futuras transacciones.
*Por Raúl Rosales,director de la Escuela de Administración y Negocio del Deporte de la UPC