Con expectativa y optimismo visualiza Julio Luque Badenes el rumbo del país de cara al bicentenario, a pesar del ruido político y los destapes de corrupción a todo nivel. El presidente de IPAE señala que la consigna para el Perú en el 2019 es seguir creciendo en materia económica y sentar las bases para garantizar el futuro. Comenta, además a Día1, la agenda pendiente que debería tener en cuenta el Gobierno y la empresa privada para lograr dicho objetivo sobre las bases de la integridad, sostenibilidad y competitividad, pilares que serán el eje de la 56 edición de CADE.
Hace un año se mostraba confiado en que este sería un mejor año respecto al 2017, ¿considera que ha sido asíEconómicamente sí. Evidentemente, también hay una serie de factores que están ocurriendo que hacen que se refleje cierta preocupación con el futuro del país, pero si vemos los indicadores económicos, especialmente del sector consumo, se ha dado una recuperación.
Aunque no en todos los sectores, algunos incluso han caído.No, ni tampoco al nivel que queremos, pero, en general, el comportamiento de la economía este año es mejor, de eso no hay duda. La previsión era crecer 4% y así será.
Pero, ¿crecer a una tasa de 4% es suficiente? Por supuesto que no y no podemos dejar de lado la aspiración de que el Perú crezca a tasas de 6% al año. Ahora, de ahí a decir que 4% es malo o es crisis tampoco es cierto.
¿Qué aspectos han hecho más daño o han afectado para que el crecimiento no haya sido parejo?Definitivamente, la nota negativa es todo el ruido político y el destape de corrupción del Poder Judicial. No hay duda de que existe una judicialización de la política y todo eso ha sido el principal punto adverso del año. Pero, ya estamos en el clímax y eso tiene que comenzar a bajar para comenzar a pensar en las cosas que nos van a llevar a crecer al 6%. En el 2018 también se dieron eventos positivos como el Mundial de Fútbol. Este impactó en el estado de ánimo de la población generando más propensión al gasto, lo cual alentó el consumo.
¿Se podrá llegar a ese crecimiento de 6% en el 2019?No, económicamente será muy parecido a este 2018. Pero considero que la gran tarea durante el próximo año es trabajar en las reformas y medidas a tomar para a partir del 2020 retornar a crecimientos encima del 5% a 6%. En ese sentido, el 2019 será un año clave y de inflexión para sentar las bases y garantizarnos un mejor futuro para los empresarios s y los peruanos en general.
“RETOMAR EL CRECIMIENTO DE LA INFRAESTRUCTURA ES UN TEMA CASI YA DE URGENCIA EN EL CORTO E INMEDIATO PLAZO”.
Y ¿de qué depende esta tarea?Tiene que ver mucho con qué políticas públicas se van a ejecutar para aumentar y mejorar la integridad, productividad y competitividad del país que es, realmente, el tema de fondo. Esto no tiene que ver con que la empresa gane más dinero sino con el progreso de la sociedad. Además, tenemos que darle prioridad a la lucha contra la informalidad y a sembrar lo que queremos cosechar; si no es así, el panorama para el año 2020 y para el bicentenario será más sombrío.
¿Qué hacer en materia de políticas públicas?Evidentemente, hay una serie de temas que hay que trabajar. Pero, en general, estamos hablando de todos los pilares alrededor de la competitividad. Retomar el crecimiento de la infraestructura es, por ejemplo, un tema casi ya de urgencia en el corto e inmediato plazo. En CADE, precisamente, vamos a examinar el caso de los Juegos Panamericanos respecto a cómo hacer obras de manera rápida, pero de manera transparente y al costo correcto. Otro punto importante, que es una seria limitación al crecimiento y a las posibilidades de inversión, es el laboral, íntimamente vinculado a la informalidad y que proviene -en buena parte- de la poca flexibilidad y costo de la legislación laboral.
¿Considera que se han dado esfuerzos para atacar la informalidad?Aquí debo decir que las señales no han sido positivas sino contrarias. Poco a poco se han introducido costos no salariales, más regulaciones y eso atenta contra empresas más productivas y, a su vez, contra una mayor formalización. Necesitamos ver acciones más concretas y fuertes al respecto. En este CADE, IPAE ha juntado a los mejores expertos en temas laborales, tributarios y de barreras burocráticas para hacer lo que hemos llamado “La propuesta de IPAE para luchar contra la informalidad”. Esta es una propuesta concreta, con medidas y políticas de cómo podemos comenzar este tránsito hacia un país más formal.
Esta es una iniciativa que van a presentar en el marco del CADE Ejecutivos.Sí, este viernes se va presentará el mecanismo bajo el cual se ha trabajado, las conclusiones y las propuestas específicas de lucha contra la informalidad. Este tema junto a integridad, sostenibilidad y competitividad son los ejes más importantes que se tocarán en CADE 2018, que lleva por título Liderazgo Empresarial por un Perú Moderno. Así, el primer día estará dedicado a integridad y anticorrupción: un tema que hay que atacar de fondo porque no existe empresa moderna sino es íntegra. El segundo día estará dedicado a sostenibilidad sobre cómo hace el empresariado para acompañar sus objetivos económicos; y el tercer día estará enfocado a competitividad y lucha contra la informalidad.
La idea es trabajar de la mano con el Gobierno justamente para tener resultados.Es que para que un país mejore su productividad y competitividad no hay otra manera que sector público y sector privado trabajen de la mano. Hay mucho de estas cosas que dependen de políticas públicas, pero también muchas otras que dependen de la capacidad del empresariado de innovar, de entrenar mejor a su gente, de buscar ser más productivos.
“UNA SERIA LIMITACIÓN AL CRECIMIENTO Y A LAS INVERSIONES ES EL LABORAL, VINCULADO A LA INFORMALIDAD Y QUE PROVIENE –EN BUENA PARTE– DE LA POCA FLEXIBILIDAD Y COSTO DE LA LEGISLACIÓN LABORAL”.
¿Han tenido algunos acercamientos al respecto con el Gobierno?Sí, este se está trabajando en el marco del Consejo Privado de Competitividad que creamos el año pasado y que dirige Fernando Zavala. Hemos tenido múltiples reuniones con representantes del sector privado en mesas de trabajo con representantes del sector público: ministros y viceministros y congresistas. Por el lado del poder legislativo, Mercedes Araoz se ha comido el pleito de introducir la agenda de competitividad en el Congreso,lo cual es positivo y ayuda a que la agenda no solo esté concentrada a los temas coyunturales.
¿La modificación del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) en mayo pasado a ciertas industrias (como automotriz, licores y bebidas gaseosas) cree que desalientan, de alguna manera, el camino a la formalidad? Esta se vistió de una necesidad de un consumo más responsable pero, en realidad, lo que ha quedado muy claro es que solo se dio por un afán de recaudar más; y recaudar más a costa de algunos productos, sectores y empresas me parece una pésima medida. Yo creo que si hay una necesidad de recaudar es mejor subir el impuesto un poco, pero para todos.
¿Hasta qué punto este tipo de medidas puede ahuyentar las inversiones?La medida se dio prácticamente de un día al otro, y eso hace que sea un Estado menos predecible y el Estado tiene que ser -por encima de todo y especialmente en materia económica- predecible, no puede actuar por sorpresa. Pero considero que hay un campo para mejorar y retroceder en este caso.
¿Qué sectores tendrán un mejor ‘performance’ el 2019?Hay sectores que están generando muchas expectativas y que se perfilan con buen futuro. La minería va a dar sorpresas positivas el año que viene, ya se han dado un par de anuncios de nuevas explotaciones mineras, lo cual será un motor importante. Además, una vez dilucidada toda esta maraña judicial y legal, el sector de la construcción se recuperaría y también será un mejor año en infraestructura.
¿En qué otras industrias ve un buen futuro?Hay varios sectores donde existe un potencial enorme pero para que eso se dé se requieren de algunas modificaciones a nivel de políticas públicas. Un caso dramático es el del ‘retail’; seguimos siendo el país de Latinoamérica con la más baja penetración de comercio moderno a pesar de que ya hay varios grupos sólidos y grandes invirtiendo. Esto responde a que la informalidad sigue reinando, sigue estando protegida, permitida y tolerada en el país. Si el ‘retail’ pasara de una penetración de 20% a los niveles de Colombia (que está en 50%) o a los de Chile ( que fluctúa el 70% ) el impacto que tendría en generación de empleo formal sería gigantesco pero para eso hay que equilibrar la cancha. La lucha contra la informalidad tiene que ser impostergable.