“El negocio de los negocios no es más solo negocios”, título del artículo de Martín Reeves y Johan Harnoss, expertos del Boston Consulting Group, nos indica –claramente– que hoy ya no basta ser un eficiente y rentable productor de bienes y servicios.
Con la abundancia y accesibilidad a la información, hay una nueva sensibilidad de la ciudadanía, basada en la hiperconectividad, que plantea nuevas exigencias a todo nivel.
Esto, combinado con una cada vez mayor demanda de la sociedad por un comportamiento íntegro y cabal de las personas y empresas, exigiendo que estas vayan más allá del cumplimiento de la ley y se comprometan con una contribución decisiva a los problemas de la humanidad, presenta este escenario con nuevas exigencias, como lo suscribí antes.
Hoy, las organizaciones no tienen más de una hora para responder adecuadamente a una crisis, si no quieren verse seriamente dañadas. No importa si el origen de la misma es ajeno o propio. Lo realmente clave es el tipo de respuesta que damos como organización. Si esta es buena, la crisis se mitiga. En cambio, si no es acertada, pobre, difusa o mentirosa, le estamos echando gasolina al fuego.
Por ello, el principal responsable de una empresa debe estar preparado con los conocimientos, el entrenamiento y la actitud adecuada para transmitir empatía y sinceridad.
La crisis se gestiona anticipadamente. Todo lo que no hayas hecho antes, ya no tendrás tiempo de hacerlo. No nos olvidemos que siempre es mejor prevenir que curar y que el rol más importante de un líder empresarial es la sostenibilidad de la organización que dirige.