Para DNA Human Capital, los profesionales que trabajan en cualesquiera de los sectores económicos son los primeros en leer su mercado, por lo que no dudan en adecuar sus perspectivas de sueldo a la realidad de cada sector.
En ese sentido, su Key Performance Indicator (KPI) para cambio de trabajo revela que durante el primer trimestre del año, los ejecutivos peruanos solicitaron –en promedio– un incremento salarial de 12% para pasarse de una empresa a otra.
Según el estudio, que toma data de cinco sectores productivos y permite determinar qué industrias están en auge y cuáles podrían estar entrando en una desaceleración, energía (+14%), telecomunicaciones (+13%), minería (+12%)y ‘retail’ (+12%) tienen el KPI más alto, en tanto que banca (+9%) se convierte –por segundo año consecutivo– en la actividad económica de menores pretensiones.
Para Alfonso Ochoa, country manager de DNA Human Capital en el Perú, los resultados que arroja el KPI para los tres primeros meses del año encuentran sustento en el favorable panorama económico que tiene nuestra economía, en comparación con lo sucedido el año pasado.
“Uno de esos factores y quizá el más importante es la minería, que mueve gran parte de la economía, aunque también hemos visto un repunte en infraestructura y proyectos de energía. Esas tres industrias empujan al ‘retail’, al consumo masivo y al sector automotor, que ha tenido un fuerte crecimiento gracias al aumento de la capacidad adquisitiva de la clase media, que está accediendo a marcas y modelos de mayor gama”, afirma.
PERSPECTIVASConsiderando, como señalan en DNA, que la cantidad y calidad de los puestos de trabajo que ofrece el mercado es, quizá, el primer índice de cómo se comportará la economía en el corto plazo, para los siguientes meses se espera que la tendencia al alza continúe, pero será más controlada que lo ocurrido a comienzos del año pasado (ver infografía abajo).
Para el experto, como consecuencia de la ralentización de los meses anteriores, las compañías están más reticentes a hacer mayores inversiones en capital, en crecimiento de ‘head count’ (masa salarial) y en aumentos salariales, debido a que existe cierta incertidumbre sobre la solidez de la mejora de las proyecciones.
“En industrias como minería, energía, infraestructura, TI y consumo masivo, los salarios seguirán aumentando, pero a tasas mucho más conservadoras. Las empresas son previsoras para no tener que hacer frente a una ola de despidos, con perfiles muy caros porque eso implicaría, en caso haya una baja en la economía, un fuerte peso financiero por temas de finiquitos, sobre todo en el Perú, en donde la ley es una de las más proteccionistas de la región para con el trabajador”, sostiene Ochoa.
CONTRASTESSobre energía, uno de los sectores con mejores perspectivas durante este año, el country manager de DNA asegura que aunque dicha actividad seguirá mostrando resultados favorables, el incremento salarial exigido será de menor proporción que el resto de las industrias favorecidas, como en telecomunicaciones.
Para explicar dicha situación, sostiene que actualmente el foco de las compañías de energía está centrado en el desarrollo del mercado mexicano, lo que termina diluyendo las inversiones en nuestro país, con lo que “los salarios de los profesionales se ven directamente afectados al no haber cargos disponibles”.
En el caso de telecomunicaciones, todo parece indicar que el “muy buen momento” que experimenta el sector continuará, no solo porque “la industria está en pleno desarrollo, sino por la llegada de actores relevantes a nuestro mercado, quienes están requiriendo una serie de perfiles para diversos cargos, lo que implica un aumento en las expectativas salariales de los ejecutivos del sector”.
Pero si en energía y telecomunicaciones el futuro se muestra prometedor, en el caso de la banca sucedería todo lo contrario, y así lo explica Ochoa, quien resalta que se trata de una situación que se repite en toda la región.
Según dice, los bancos están pasando por una serie de reestructuraciones direccionadas a la eficiencia de procesos, básicamente por la implementación de nuevas tecnologías, con lo que se han producido una serie de desvinculaciones de profesionales del sector.
“Perú es un mercado que posee una fuerte concentración con pocos jugadores, lo que implica que hay pocos cargos disponibles para una cantidad importante de ejecutivos. Inevitablemente esa ecuación empuja las expectativas salariales a la baja”, afirma.