Llega al aeropuerto internacional Jorge Chávez, se chequea en el ‘counter’ de la aerolínea con la que volará y se dirige a la puerta de embarque. Lo hace en el único terminal que tiene el aeropuerto. Luego su avión despega de la única pista que existe. Esta es la rutina de cualquier pasajero en el aeropuerto internacional más importante de nuestro país. No es casualidad que por la descripción parezca un aeropuerto chico. Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Según el contrato original que firmó el Estado con el concesionario del Jorge Chávez, Lima Airport Partners (LAP), el primero debió entregarle al segundo los terrenos necesarios para la construcción de la segunda pista y el segundo terminal del aeropuerto en el 2004. Hace 11 años. Ya se han firmado seis adendas al contrato original, cinco de ellas para ampliar el plazo de entrega de estos terrenos.
La empresa concesionaria ve perjudicado su negocio y lo mismo ocurre con nosotros, los usuarios. Según fuentes vinculadas a la industria aeronáutica, Lufthansa ha declinado hacer operaciones en el Jorge Chávez mientras no exista una segunda pista, y así varias aerolíneas internacionales desvían su tráfico a otros aeropuertos cercanos.
El ministro de Transportes y Comunicaciones José Gallardo ha dicho que los terrenos han sido casi todos expropiados por el Estado, pero lo cierto es que todos no están saneados. La responsabilidad no es de esta gestión, pues –como hemos señalado– la entrega de los terrenos debió hacerse hace 11 años.
Esto es lo concreto: si nos vamos a la teoría, lo requerido es reformar el Estado, hacerlo más eficiente, que no estorbe la modernización y el crecimiento del país. Pero el tema es viejo, llevamos años hablando de él y cada día se convierte en un problema más grande, más grave y por lo tanto más difícil de resolver.
Hay mucho por hacer y todo no puede ser hecho al mismo tiempo. Por ello, lo que deberíamos hacer es exigir una agenda concreta que contenga una estrategia y un plan claros, con objetivos, pero sobre todo con plazos concretos.
¿Cuáles son aquellas reformas que nos van a permitir abrirle paso al crecimiento a una mayor velocidad? Ese ha sido, además, el tema en torno al cual giró el último CADE: el Perú necesita cambios para seguir creciendo. Un punto de partida podrían ser las propuestas presentadas por Transparencia. Las mismas están organizadas en cuatro ejes y tendrán una hoja de ruta. Es urgente definir por dónde empezar.