Luego de los desastres ocasionados por el fenómeno El Niño costero, a las propuestas para construir murallas y barricadas que bloquearan futuros huaicos se sumaron aquellas que sugerían proyectos de reforestación en las cuencas, de tal manera que los árboles absorbieran el agua antes de que se acumulara y causara estragos.
Se trataba de ideas que promovían la creación de bofedales, por ejemplo, por encima de represas o murallas; las cuales tendrían un mayor costo financiero y logística más compleja.
A este tipo de iniciativas proactivas –y no reactivas– se sumó también, desde otro ángulo, la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento (Sunass). Esto a través de la implementación, en 24 empresas prestadoras de servicios de saneamiento (EPS), de iniciativas que promueven la retribución económica por servicios ambientales.
Los trabajos, explica el presidente de la Sunass, Iván Lucich, están enfocados en mantener la buena calidad de agua cruda (sin tratamiento) antes de que esta llegue a las plantas de saneamiento. Por este servicio, por ejemplo, S/1 extra en la tarifa mensual de agua es lo que invierten las familias en el Cusco para la conservación de ecosistemas que garantizarán la buena calidad del agua en años venideros
“Los mecanismos de retribución trasladan recursos financieros desde los usuarios (a través de las EPS) para proyectos que tienen la posibilidad de cuidar que los cuerpos de agua mantengan buena calidad y un flujo regular, por ejemplo, de reforestación”, afirma.
Desde la perspectiva de garantizar los servicios de agua potable, el objetivo es que las EPS controlen la cadena de suministro de agua cruda, reduzcan los riesgos de desabastecimiento o contaminación y eviten trasladar costos extras de tratamiento posterior a los usuarios. Es decir, se busca evitar que el agua llegue con una gran carga de impurezas a las plantas de tratamiento; de modo que se invierta menos en su limpieza.
La estimación de las reservas, a nivel de las 24 EPS que cuentan con esta tarifa, a la fecha asciende a S/91 millones.
En línea con los objetivos de desarrollo sostenible de agua limpia y saneamiento –y en un ejemplo pionero de sostenibilidad– la municipalidad de Cusco ya tiene en marcha proyectos de conservación de ecosistemas que tengan un posterior efecto positivo en la operación. Ayacucho, Moyobamba, Tarapoto, Chachapoyas, Abancay y Huánuco también se encuentran encaminadas.