Una de las instituciones que ha desarrollado mayor credibilidad en el Perú es el Banco Central de Reserva (BCR). No solo goza de ella en el ámbito local, sino que su prestigio es reconocido internacionalmente.
Desde el 2009 (con la única excepción del 2014, en que lo hizo cuatrimestralmente), el BCR publica trimestralmente el “Reporte de Inflación”, documento en el que difunde sus proyecciones macroeconómicas sobre la economía peruana.
Este documento contribuye a la bien ganada credibilidad que ha logrado el instituto emisor, pues desde el 2015, las proyecciones presentadas en septiembre han terminado muy alineadas con lo registrado al cierre del año: en el 2015 estimó 3,1% y fue 3,3%, en el 2016 previó el 4% al que se llegó, en el 2017 calculó 2,8% y fue 2,5%, y en el 2018 repitió el acierto con la tasa de 4%. Como se aprecia, el rango de error de estas proyecciones ha ido desde una sobreestimación de 30 puntos hasta una subestimación de 20 puntos.
Sin embargo, la previsión a poco más de un año sí demuestra ser más difícil de realizar. La evidencia reciente muestra que el BCR consistentemente sobreestima el crecimiento para el año siguiente, con un margen que va de apenas 20 puntos (las tasas de 4% del 2016 y del 2018 se anticiparon con 4,2% en setiembre del 2015 y del 2017, respectivamente) a 200 puntos (la expectativa de 4,5% para 2017, la más alta de los años recientes, no se validó).
Entonces, cuando la economía está enfriándose, el BCR enfrenta una posición incómoda: ¿afinar la proyección para el año siguiente considerando todos los factores que pueden tener impacto en el corto plazo o tratar de contener el deterioro de expectativas, en la medida en que la cautela puede tener efectos duraderos? En el primer caso, dada su ya elevada reputación, no ganaría mucho más haciéndolo; en el segundo, podría al menos lograr un impacto marginalmente positivo sobre la economía.
El viernes último, el BCR revisó sus proyecciones y ahora estima que la economía crecerá 2,7% este año. Se ha acercado al consenso de analistas privados recogido en su propia encuesta de expectativas (2,5%), pero todavía se mantiene ligeramente por encima. Considerando la historia reciente y que el panorama de riesgos está cargado hacia la baja, es muy probable que el dato salga algo por debajo de lo previsto por el BCR. Pero la tasa de 3,8% para el 2020 –que es la menor proyección que el BCR ha hecho para el año siguiente en los reportes que estamos comentando– suena optimista en las condiciones actuales.